Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Las terceras elecciones consecutivas harían de España el país que más vota y menos elige.
Al paro sólo le sienta bien un gobierno en funciones, pero tres elecciones sin gobierno serían tres gatillazos democráticos, aunque la peña, en vez de culpar al sistema, prefiere culpar a Snchz, que es, el hombre, un mal actor de sus emociones, mas es su papel y lo cumple.
¿De qué tendría la culpa Snchz?
Del bloqueo.
El bloqueo se popularizó en España con la plata del baloncesto en Los Ángeles del 84, donde Martín, Romay y De la Cruz fueron los “moáis” del bloqueo táctico de Díaz Miguel.
Pero en política el bloqueo por antonomasia fue el de América a los hermanos Castro, dos bandidos a los que Bill Clinton imaginaba en un chiste importando arena como gobernadores del Sahara, pero a los que Obama, que no ha visto “Más allá del Río Grande”, tiene por colegas con los que compartir un daiquirí en la cárcel de Cuba (todo lo que no es Guantánamo), levantando el meñique y un bloqueo paliado por el incumplimiento.
Si Snchz bloquea a Rajoy (como es su obligación), vamos a las terceras elecciones, ¿y qué van a decir en Europa?
Ese “qué van a decir en Europa” es la entrada en pánico, antesala del terror, del tertuliano de cuadra. La diferencia entre pánico y terror la explicaba un personaje del fútbol, Pablo Porta (el “Pablo, Pablito, Pablete” de García) con un chascarrillo sexual: “Pánico es fallar el segundo; terror, fallar dos veces el primero”. O sea, las terceras elecciones. Ante eso, nuestros “demócratas de toda la vida” reclaman un gobierno sin oposición, una cosa que no tuvo ni Franco, pues allí, al menos, nunca dejaron los juanistas de dar la lata. Lo que sea, con tal de no ir a unas terceras elecciones que dejarían al descubierto incluso para los tertulianos la trampa de un sistema proporcional muy de Weimar que se ha comido (en todos los sentidos) a la Nación, pasando el separatismo del diez por ciento del 76 al cincuenta por ciento del 16.