El camino de Chirino
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Al final, del Mensaje del Rey sólo quedará la espiral de Martín Chirino, el gran elegante de la cultura española, a cuya exposición en Madrid no había acudido ni un representante de la cultura ministerial, regional o municipal.
Las grandes firmas del republicanismo castizo se han vuelto locas con la chirínica espiral que, durante el Mensaje, aparecía iluminada en el jardín real, como si el jardín real fuera “El Libro de la Selva” de Disney, y Chirino, la serpiente Kaa con que el Rey intentara hipnotizar a estos Mowglis.
A Chirino le pasa con la espiral lo que a Dante con el terceto. ¿El terceto, cuya justificación es Dante, o Dante, cuya justificación es el terceto? ¿La espiral, cuya justificación es Chirino, o Chirino, cuya justificación es la espiral?
Cuando Barceló ilustró la “Divina Comedia”, presumía en una entrevista de no haber leído un puñetero terceto de Dante, “para evitar influencias”, decía él, cosa que fascinaba al periodista cultural del periódico que lo patrocinaba.
Los periodistas culturales acosan ahora a Chirino para preguntarle qué ha querido decir con esa espiral del jardín real, cuánto ha cobrado por la idea, qué nuevas “performances” prepara…
No es para menos.
Como hipnotizados por Kaa, los Mowglis han “visto” de todo en la espiral real: uno cree ver que el año 14 es un 14 como el de abril, que eso es ir del caño al coro; otro, que “en muchas cenas giraban preguntas sobre si la familia del escultor (¿le daban por muerto?) recibiría algo por derechos de imagen”; y otro, el laberinto de “La huella”, de Mankiewicz, pero pasada por Ozores.
Esto es lo que da de sí la imaginación nacional.
Foxá atribuía al triunfo de la razón la ruina de la imaginación (el hombre antiguo todo lo reducía a símbolos):
–La Revolución Francesa destrozó los símbolos, pero, jubilado el Dios cristiano, Robespierre paseó con una rosa en una mano y una espiga en la otra en la procesión del Ser Supremo.
Feliz Año Nuevo.