lunes, 30 de enero de 2012

Ganar sin consuelo



Manuel Jabois


Yo dejé de jugar al tenis porque me sentaba mal ganar, incluso físicamente. Cuando tenía a alguien mejor contra las cuerdas, o a uno cuya familia agonizaba en la grada, pasaba unos problemas terribles de conciencia y terminaba dispersándome. Una vez, tras ganarle a un señor que fue consolado por sus hijos al salir de la pista, rompí a llorar en el coche de vuelta a casa. Ese día mi padre supo que había perdido a un tenista y ganado a un adorable gilipollas.

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