martes, 24 de enero de 2012

¿Dónde están hoy los arrestos de Antonio Bienvenida?

Antonio Bienvenida en Tve con García Ramos

José Ramón Márquez

I'd build a road in gold just to have some dreaming.
Dreamin’ is free.
Blondie

La murga de los derechos es, al parecer, la clave del inicio de la temporada. Ya es no tener de qué hablar que nos tiremos los días con los derechos, la empresilla ésa que se han montado unos espabilaos, con quién entra y quién sale del grupo de toreros retransmisibles, quién se queda en el pelotón de todos los demás, qué pasa con la retransmisión de las ferias y, en general, toda esta basca alrededor de la cosa audiovisual, que es algo cansino, tedioso y, por lo que a uno le toca, carente totalmente de interés.

La cosa creo yo que viene, si no me he enterado mal, de que a unos cuantos toreros les han calentado la cabeza con que poniéndose bajo el amparo de una empresa creada ad hoc, van a negociar sus dineros ante la televisión y entonces, gracias a esta circunstancia novísima, les va a caer la lluvia dorada, la pedrea de millones que la tele trae siempre bajo el brazo. Bueno, como decía el clásico, los sueños sueños son y hasta que toda esta banda se caiga del guindo seguirán adelante con estos faroles y mareando esta perdiz cojitranca de vuelo tan bajo.

Hace la torta de años a los taurinos se les ocurrió, con la misma vehemencia que estamos viendo en estos días, que la solución para favorecer el que la gente acudiese en masa a las Plazas era fomentar la creación de la ‘quiniela taurina’, que a su vez sería el manantial de dineros que regarían el panorama taurino sustituyendo al esquivo público. Estimaba el taurineo, y algún que otro bienintencionado, en otro pésimo análisis de los que caracterizan a ese castizo sector de la sociedad, que lo que hacía a las gentes acudir en masa a los estadios o pasarse la tarde del domingo paseando por el Espolón de Burgos con un transistor pegado a la oreja, del brazo de la señora, era ni más ni menos que la quiniela. La expectativa de agarrar los 14 que consagraron a Gabino como el primer millonario del azar hacía que las gentes se echasen en brazos del balompié y que el 1X2, no el balompié, era quien llenaba los estadios y quien hacía que las gentes en los bares y los trabajos se ocupasen de las cosas futboleras en detrimento del toro, pensaban.

Se calentaron las cabezas, se escribió lo suyo a favor y en contra, se ensayaron diversas fórmulas para llevar la incertidumbre de los resultados a las Plazas de toros, hasta el NO-DO hizo su correspondiente reportaje de tono humano y... nada pasó. El Cordobés, El Pelos, aún llenaba las plazas. El Patronato de Apuestas hizo sus estudios sobre el tema y no lo vio claro. Se pasó la fiebre de la quiniela y burla burlando llegamos a nuestros días.

Los taurinos llegan tarde y mal a todas partes, envilecida su obtusa visión por la autofagia, mundo cerrado y opaco que sólo vive de él mismo. Más les valdría, en vez de esta huida hacia adelante que ahora ensayan con la TV, que empezasen un proceso de regeneración de la propia Fiesta en busca de la autenticidad y de la verdad, en contra del fraude generalizado. Malhadadamente, en esta época que nos ha tocado ver, ya lo hemos dicho mil veces, no hay uno solo que tenga la grandeza y los arrestos que tuvo Antonio Bienvenida para ponerse al frente de la más importante defensa de la Fiesta que se ha hecho en todo el siglo XX.