Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Escándalo en el periodismo por las faltas (que a mí me parecen excesos) de ortografía en la papela del Jurado de Camps, aunque la experiencia me dice que ahí no hay más faltas (o más excesos) que las que hallaríamos en cualquier artículo de prensa contemporáneo, si elimináramos el corrector de Word.
Además, ¿qué tiene que ver la ortografía con la justicia? Como diría Camba, sólo con un alma muy pura se puede vivir en ese estado de inocencia respecto a las más elementales leyes ortográficas... y penales.
Igual que Millás ve en lo de Garzón el avance de los Soprano en el Estado, en las pintadas de la República (“Campesinos, no bayiais al trabago”, decían unos letreros al almagre pintados en los muros de las escuelas gallegas) supo ver Camba el meollo de la Revolución: destierro de la “h”, letra de lujo en una ortografía proletaria; destierro de las mayúsculas, símbolo de jerarquía; destierro de la “i”, gazmoña, sacristanesca y latina…
–En un lenguaje de frases hechas como el que venimos usando desde 1931 los españoles, las faltas de ortografía son el matiz, el claroscuro, la confesión involuntaria, el dato psicológico casi prendiano...
Por la importancia que la izquierda ágrafa le da, el papel del Jurado de Camps acabará en una subasta como la carta de Napoleón a Josefina que batió todos los registros por su mala ortografía.
¿Pero qué idea del Jurado tenía esta gente? ¿Una tertulia de militantes laicos en el bar del Bellas Artes con cualquier Alberti redactando las sentencias contra los reos de cara de curita?
–Ha trepado usted, para siempre, al trinquete del laúd…
Que eso dijo, ay, Juan Ramón a Alberti.
Seguir leyendo: Click
Abc
Escándalo en el periodismo por las faltas (que a mí me parecen excesos) de ortografía en la papela del Jurado de Camps, aunque la experiencia me dice que ahí no hay más faltas (o más excesos) que las que hallaríamos en cualquier artículo de prensa contemporáneo, si elimináramos el corrector de Word.
Además, ¿qué tiene que ver la ortografía con la justicia? Como diría Camba, sólo con un alma muy pura se puede vivir en ese estado de inocencia respecto a las más elementales leyes ortográficas... y penales.
Igual que Millás ve en lo de Garzón el avance de los Soprano en el Estado, en las pintadas de la República (“Campesinos, no bayiais al trabago”, decían unos letreros al almagre pintados en los muros de las escuelas gallegas) supo ver Camba el meollo de la Revolución: destierro de la “h”, letra de lujo en una ortografía proletaria; destierro de las mayúsculas, símbolo de jerarquía; destierro de la “i”, gazmoña, sacristanesca y latina…
–En un lenguaje de frases hechas como el que venimos usando desde 1931 los españoles, las faltas de ortografía son el matiz, el claroscuro, la confesión involuntaria, el dato psicológico casi prendiano...
Por la importancia que la izquierda ágrafa le da, el papel del Jurado de Camps acabará en una subasta como la carta de Napoleón a Josefina que batió todos los registros por su mala ortografía.
¿Pero qué idea del Jurado tenía esta gente? ¿Una tertulia de militantes laicos en el bar del Bellas Artes con cualquier Alberti redactando las sentencias contra los reos de cara de curita?
–Ha trepado usted, para siempre, al trinquete del laúd…
Que eso dijo, ay, Juan Ramón a Alberti.
Seguir leyendo: Click