Kieszek en el Oporto
Pasquines en Córdoba
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Kieszek es uno de los mejores porteros de Segunda División. A Kieszek le vendieron que fichaba por el Real Madrid de Segunda y el hombre, en agosto, pensó que llegaba a un club serio en el que el director técnico fichaba, el entrenador mandaba en el vestuario y decidía las alineaciones y los futbolistas del Córdoba, su nuevo equipo, tenían una calidad más o menos apreciable. Kieszek, que lleva mucho mundo corrido desde que salió de su Polonia, va ya para diez años, se ha desengañado por sus ojos de premisas que creyó ciertas y sabe que el fútbol se vuelve muy puñetero cuando es contagiado por el espíritu fenicio de ciertos navegantes tan ansiosos de denarios como incapacitados para la comprensión de la práctica más universal que se conoce.
Kieszek es uno de los mejores porteros de Segunda División. A Kieszek le vendieron que fichaba por el Real Madrid de Segunda y el hombre, en agosto, pensó que llegaba a un club serio en el que el director técnico fichaba, el entrenador mandaba en el vestuario y decidía las alineaciones y los futbolistas del Córdoba, su nuevo equipo, tenían una calidad más o menos apreciable. Kieszek, que lleva mucho mundo corrido desde que salió de su Polonia, va ya para diez años, se ha desengañado por sus ojos de premisas que creyó ciertas y sabe que el fútbol se vuelve muy puñetero cuando es contagiado por el espíritu fenicio de ciertos navegantes tan ansiosos de denarios como incapacitados para la comprensión de la práctica más universal que se conoce.
El mal está totalmente extendido en el Córdoba. Hasta Kieszek, del que se dice que el amo del Córdoba sentó en el banquillo un mes por regalar una camiseta a una peña de animadores crítica con la propiedad, comete errores escandalosos y hoy nos ha perdido el partido nada más empezarlo, en una acción asombrosa. El polaco ha detenido un disparo del joven Marc Gual lanzándose al suelo. El balón se ha quedado muerto a la altura de la rodilla y sin que nadie del Sevilla Atco. le molestara nos ha salido con un esparajismo de perniquebrado y se ha colado un gol. Un gol tonto, como ya es costumbre.
Kieszek está infectado de esa retahíla de despropósitos que se apodera de mentes débiles cuando se creen miradas por los tuertos de las gafancias. Javi Lara, al que se fichó por cordobés y para sacar las faltas y los córners, también está infectado. Infectado y cansado. Las pone y no van. Mira y no ve. Está infectado Pedro Ríos, en el que el entrenador Luis Carrión tiene depositada toda su confianza y al que le hace jugar los 90 minutos a pesar de su edad. Está infectado Rodri, al que le ha abandonado la caprichosa racha que suele amar/odiar a éste tipo de delanteros centro.
El resto del equipo harto hace con aguantar, y perdonen la crudeza. Al resto del equipo sólo podemos exigirle entereza y aguante y valdría que con discreción fuera el digno acompañamiento de los nombrados. Creo que bastaría para salvarnos, pero si hasta Kieszek regala puntos ¿qué va a ser de nosotros? Y miren que hoy ha habido ocasiones claras. Fallos en el remate -una de Rodri y otra de Markovic a puerta vacía- que son para verlos y paradas del portero Caro -dos a Rodri espectaculares- que son para aplaudirlas.
¡Ah! Los chicos del Sevilla, bien. Sobre todo el portero Caro, y los centrales Alex Muñoz y Bernardo Cruz al que el amo del Córdoba echó por no haber empatado con nadie. La banda izquierda, con el lateral Matos y el exgetafense Ivi, muy solvente y trabajadora. No me ha gustado Borja Laso, del que un servidor aventuró inmediatos progresos. Tampoco me ha gustado la derrota de mi equipo, porque hoy hemos merecido otra suerte, pero ya se sabe que “furbo es furbo” y cuando la bolita no quiere entrar...