Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El mismo día que un juez imputaba al jefe de seguridad de Adif por el accidente del Alvia en Santiago de Compostela, Renfe impedía tomar un cercanías en Sevilla a un novillero con el estoque de mentira. No sabemos si Renfe, como cualquier aficionado cabal, exigía el de verdad.
El estoque es la heráldica de España. “A Juanillo le han dado / con un estoque: / ¿quién le manda a Juanillo / salir de noche?”, era la seguidilla popular a la muerte en la calle Mayor del poeta Villamediana (¿sátiras al valido o amores con la reina?) a manos (a estoque) de un Méndez de Illescas, ascendido por Olivares a guarda mayor de los bosques reales y luego envenenado por su esposa Micaela.
Y la Renfe, antes que empresa, es tradición. Franco le rió francamente a Pemán el chiste de moda en la posguerra: Eisenhower quiere saber cuánto tardaría Stalin en invadir Alemania: “Una semana, estamos desarmados”, contesta Adenauer. ¿Y Francia? “Unos veinte días, estamos reponiéndonos”, contesta De Gaulle. ¿E Italia? “Otra semana”, contesta Badoglio. ¿Y España? “Cinco o seis meses de Irún a Gibraltar”, contesta Franco. “¿Y ese optimismo?”, pregunta Ike. “Mi general, cuento con la Renfe”. Y de ahí el antirrenfismo. Y el antifranquismo, claro.
“Costumbre, ley y estoque de madera”, es una Tercera de Pemán en la Edad de Oro del tercerismo. Con el permiso de la autoridad, Manolete, con una mano rota, toreó con un estoque de madera, y se hizo costumbre. Que fuera un estoque con su puño de bayeta roja y su hoja de purpurina de plata le parecía a Pemán un homenaje conmovedor de la mentira a la verdad en su intento de legalizar la (mala) costumbre del estoque de madera, el kilo de 800 gramos y la leche con agua.
Al novillero de Sevilla, la Renfe, pura tradición, le ha pedido lo mismo que Pemán: una excusa reglamentaria. La pizarrita de “Previo examen facultativo, se le ha autorizado a usar el estoque de madera”.
–Después de todo, en la vida todos tenemos que torear con estoque de madera.