Hughes
Abc
Carmena empezó con las calles de Madrid y le ha cogido el gustillo. Ahora propone cambiar también el nombre al Valle de los Caídos. «¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas!». J. R. J. dijo inteligencia, no alcaldía. El nombre elegido, Valle de la Paz, es nombre como de funeraria, casi mejor Pinar del Sosiego.
—Abuela, abuela, ¿por qué a las pirámides se las llama pirámides?
—Porque no gobierno yo. Si no, serían «Poliedros de la Igualdad».
Porque la propuesta de Carmena tiene dos elementos. Uno es el nombre, otro es «revisar qué valores deben prevalecer en el monumento». Pero hay cosas irrevisables. El monumento es un templo y tiene una naturaleza artística y estética determinada. Aunque le pongan Valle del Amor y le cuelguen farolillos de la cruz es lo que es: un ejemplo de arte nacionalcatólico. Una cruz inmensa con la historia conocida. Una cruz; no un superbolardo cívico. La obra, además, ya tiene un uso acordado: honrar a todos los muertos de modo despolitizado. Cambiar historia por «memoria» y asignarle unos valores «constitucionales» y gaseosos es repolitizarla. ¿No es mejor honrar al muerto en un recuerdo terrible de la guerra que transformar en paz lo que no fue paz?
Esto además es muy cansino. Excita a sus fieles y contrarios en un partido de gili pimpón agotador (¡el pimpón de Bertín!). Hablemos de productividad, de globalización, hablemos de cosas modernas, ¡de silicio y poliamor!
De algún modo extraño, el Valle de los Caídos me recuerda a una bicicleta estática (derrota y sufrimiento, la cruz del manillar). Llega un tiempo en que te cansas de ella. No reconoces haberla comprado, pero está en tu casa. Reniegas de su función y del mensaje acuciante que te envía. Entonces le acabas colgando las camisas. Así la tapas y encima te sirve de algo. Pero una bicicleta estática es una bicicleta estática.
¿Y colgarle un «Refugees welcome» al «Valle de la Paz»?
«No hay nadie que quiera dinamitar la zona», dijo la alcaldesa en excusatio non petita. Hum, un «Palmira» con todo el franquismo monumental... ¡Ya tardan! Con Bódalo de artificiero y todos los puños en alto, ¡hasta la tendinitis final!