viernes, 15 de abril de 2016

Cobradiezmos


Vuelta (a la  venozolana) del amo de Cobrdiezmos



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Los impuestos son el fenómeno moral central (la centralidad, que diría Rivera) de nuestra civilización.

    Eso dijo Peter Sloterdijk, antes de que Sevilla, sobrecogida por el escándalo fiscal de Panamá, indultara, en desagravio popular, al toro “Cobradiezmos”, toro de noria más que de vacas, firmando el perdón (¡Público-Caudillo!) con sus pañuelos blancos, para que el presidente Pilatos (¡la Maestranza convertida en la Casa de Pilatos!), con cara de “¿Qué es la verdad?”, sacara el pañuelo naranja de la China que salvaba al “toro de verdad”.

    –¡Viva la Fiesta! –gritó uno de sol, y eso, tratándose de “Cobradiezmos”, es el “¡Vivan las caenas!” que se grita hoy en España, con su billón bien corrido de deuda.

    ¿O es que a finales de año recibe usted (la pregunta la formula el mismo Sloterdijk) una carta de Hacienda que diga: “Estimado contribuyente, le manifestamos nuestro reconocimiento por haber ahorrado una suma de cinco o seis cifras para la comunidad?”

    –En lugar de eso, la atmósfera está cargada de la sospecha de que ese súbdito fiscal podría haber dado más si se le hubiera vigilado mejor.
    
Lo de Victorino en esta primavera de Sevilla fue como lo de Paula en aquel otoño de Madrid. Indulto a la venezolana, como el torero y la vuelta al ruedo del ganadero.

    Sevilla pidiendo el indulto del victorino “Cobradiezmos” es como Ferreras (“liberté, igualité y fromayité”) pidiendo el “indulto” de Aznar, también inspector de Hacienda, como ese abonado venteño del 10 que va a los toros con escuadra y cartabón, símbolos de su integridad. ¿Qué piensa el Inspector de Madrid del “Cobradiezmos” de Sevilla?

    El símbolo de la posmodernidad ya no son las escaleras mecánicas del hotel Bonaventure en Los Ángeles, que no llevan a ninguna parte, sino “Cobradiezmos”, el toro gris que da vueltas sin ir a ninguna parte.

    Menudo día escogió Concha Hernández, de los “garcigrandes” tan caros a Julián López, para tuitear: “Con jandillas sin embestir se ven más cosas que con los grises”.