Burgos. CF. Romero, Kresic, Gª Navajas, Igartua, Palmer, Manzanedo,
Juanito, Garrido (q.p.d.) , Tito Valdés, Viteri y Quini
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Es cosa sabida que cada cual ve ó mira el fútbol como le da la gana. La máxima vale para aficionados, entrenadores, jugadores y sobre todo críticos. Usted no tiene más que leer o escuchar para constatar la cantidad de catedráticos expertos en las posibilidades del desmarque, la ventaja de contar con opciones de pase, la importancia de la presión en la salida de balón, las excelencias del juego a dos toques y demás temas a desarrollar para la correcta comprensión del mas extraordinario de los espectáculos.
Un servidor se educó en materia balompédica viendo jugadores díscolos y contestones con sus entrenadores -Viteri, Olalde, Juanito-, con su público e incluso con sus vecinos, pero siempre obedecieron como reclutas las órdenes de Marcel Domingo, Lucien Müller ó el gran Naya. En el fútbol de hoy a los entrenadores se les adjudican “filosofías”, propuestas y sistemas innegociables que se aplauden cuando se manifiestan en clubes de segundo y tercer nivel y que mudan en sambenitos si la pelota no entra. Los críticos suelen aupar a los estrategas con elogiosas páginas y estos, al verse contratados por uno de los grandes, comprenden que las dificultades no van a venirles por educar en un sistema, sino por cómo camelar a una plantilla en la que todos son figuras.
Hoy en el Bernabéu no he visto un Barça excelso e incontestable. Hoy en el Bernabéu, y como soy más de futbolistas que de sistemas, he visto jugadores madridistas escandalosamente abúlicos, defensas internacionales que parecían recién comidos, centrocampistas fatigados y pesarosos, con un tal Kroos, al que hubo un tiempo no muy lejano que se adivinaba como el mejor centrocampista del mundo... y con una delantera que se sabe que estuvo en el campo porque antes de saltar tuvo que fichar.
A los futbolistas del Real Madrid no les gusta el entrenador Benítez y se nota. No parece que hagan mucho caso de las tareas que se les encomiendan quizá por ser demasiadas o posiblemente por aburridas, pero es evidente que los futbolistas del Real Madrid se tienen por más que su entrenador y a mí me parece que lo demuestran en los partidos. Al entrenador Benítez le gustan futbolistas como Casemiro, al que hoy se ha echado en falta, pero la prensa de Madrid y ciertos tatuajes de prepotencia han doblegado sus convicciones al tiempo que ha perdido mucho del respeto que había ganado por los terrenos de Europa.
El entrenador Benítez sabe que un 0-4 ante el Barça es más que afrentoso y que el público del Bernabéu tiene una muy particular educación futbolística. El público del Bernabéu es capaz de perdonar la falta de juego vistosón si se gana, pero no está preparado para aceptar dos derrotas seguidas. Mucho menos un fracaso tan morrocotudo como este 0-4... y encima sin Messi. El entrenador Benítez se malicia que le van a caer muchas culpas, pero modestamente creo que habría que exigir mucho más a Kroos y a Modric, sin olvidar que no se les puede dejar desamparados sin Casemiro; que Cristiano lleva diez años en la élite y su curva empieza a descender; que Sergio Ramos tiene arrebatos desequilibrados; que Danilo será siempre figura en la Liga portuguesa y voy a dejarlo, porque no está bien señalar tanto. Lo más escandaloso de todos modos es eso que llaman actitud y que en los jugadores blancos hemos de calificarla como nula.
El Barça, bien. Cómodo y sin sobresaltos. Sorprendido, supongo, ante tanta facilidad.