Iniesta
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Picouto era director de un diario en la provincia natal de Wenceslao Fernández Flórez que un día publicó una noticia que comenzaba así:
–Dos salvajes que se dedican a cazar gatos con anzuelo…
Y un comentario reprochador.
El mismo día, dos jóvenes se presentaron a él en la Redacción.
“Es preciso rectificar ese suelto”. “¡Nunca!”, contestó Picouto. “Es preciso rectificar ese suelto o le saldrá muy caro –insistieron–, porque no se puede injuriar impunemente al Ejército español”. “¿Al Ejército español?” “Sí, porque nosotros somos militares.”
Llegaron, en efecto, las represalias. Hasta que, rendido, Picouto redactó otro suelto:
–No eran dos salvajes, eran dos tenientes de Infantería los que hace una semana…
Sólo entonces le dejaron en paz.
Me ha recordado el episodio de Picouto la declaración de Iniesta (mesteño centrocampista de Albacete que al argentino Borghi le parece “un sueño erótico”) en un periódico antimourinhista: “Mourinho ha hecho daño al fútbol español”.
Como los militares que zarandearon a Picouto, los futbolistas están hoy tan identificados con sus ideales que muchas veces creen que el ideal es… ellos mismos, con su estómago, su garganta, su cerebro y camisa de popelín.
Nadie duda de que esa cosa que llaman La Roja sea una extensión sentimental o comercial del Barcelona, pero el Barcelona no es todavía lo que yo llamo “fútbol español”.
Mourinho, en efecto, le quitó al Barcelona una final de Copa de Europa en el Bernabéu, dos Copas del Rey, una Supercopa con baño, una Liga con récord de goles, un entrenador que se fue a votar la independencia de Cataluña a Nueva York y, al grito de “¡el rey va desnudo!”, hasta el traje de emperador le quitó.
Desde ahora aclaro con Wenceslao Fernández Flórez que no veo en toda la extensión de nuestro fútbol modorro un solo hombre que pueda presumir de que en él está vinculado el españolismo.
Para entendernos:
–El que cace gatos lo hará por su cuenta.
