lunes, 9 de mayo de 2011

Otelo, el Mourinho de Venecia



Ignacio Ruiz Quintano

Abc

Mi humanista de guardia, Ricardo Bada, onubense de Colonia (Alemania), nos regala en su “The Twiter’s Digest” el siguiente trino (=tuit) de ciento cuarenta caracteres exactos:

Seré racista: Mourinho, como su mismo nombre indica, es un morito que se las da de Cristiano. ¿O es que nadie sabe portugués?

Y la casualidad, que es la décima musa, nos ha traído una hoja de “The Wall Street Journal” en que se recoge el asombro que a los americanos les produce el comportamiento de los jugadores del Barcelona, plasmado en tres categorías: 1) Lloros, quejidos y pataletas que uno podría esperar de un niño pequeño. 2) Continuas apelaciones a un Dios justo para evitar la persecución de árbitros infieles. Y 3) Una tendencia a reaccionar ante cualquier impacto con otro jugador retorciéndose de dolor, como si fuesen Desdémona en su lecho de muerte en el 'Otello' de Verdi".

Decimos que los americanos son unos zoquetes porque no les gusta el fútbol, pero el rollo del tiqui-taca lo han pillado mejor que nadie, y además recurriendo a la ópera, que es una cosa que aquí no se les ocurre ni a los poetas de Valdano, que pasan por ser los intelectuales del balón porque tiran de verbos subjuntivos y de oraciones subordinadas.

¿Y Guardiola, que ha leído “Bella del Señor”?

Bueno, eso dice el editor Herralde, que lo jura por su honor. Pero Cohen sólo da para ser filósofo, que diría Ibrahimovic. Para aspirar a intelectual, hay que hincarle el diente a Shakespeare, cuyo “Otelo” es una tragedia en cinco actos, como los clásicos de esta temporada.

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