martes, 3 de mayo de 2011

Luminarias en Fontanarejo

Fontanarejo: entrada

Francisco Javier Gómez Izquierdo

El 3 de mayo se conmemora a dos apóstoles con no demasiada fama: Santiago el Menor, hijo de María la de Cleofás, y San Felipe el de Betsaida. Fontanarejo, un pueblecito de los Montes de Toledo, los tiene de patronos y empiezan sus fiestas en el atardecer del 30 de abril con una ceremonia que debiera ser ejemplo entre las naciones. Los lugareños recogen grandes gavillas de romero en el monte y las ponen a la entrada de sus casas. Abren puertas y ventanas y al toque de campana de la Iglesia se prende fuego al romero y una “luminaria” de aspecto inquietante -sobre todo para el no avisado- envuelve el pequeño pueblo. Dicen los abuelos que el humo del romero es mano de santo y ha de purificar todos los aposentos de la casa para “que entre lo bueno y salga lo malo”. Como al día siguiente fue muerto Bin Laden, “el Chules” de Fontanarejo brindó con una copa de sol y sombra por la gloria de San Felipe.
Y es que “el Chules” es más de San Felipe que de Santiago. Cuando le digo que Santiago, según cuenta San Lucas, era hijo de Alfeo y hermano de Judas, “el Chules” me mira con prevención y pregunta temeroso.

-¿De Judas?

-No te asustes, Chules, Hermano de Judas Tadeo, que no es lo mismo que Judas Iscariote.

Es de desear que este martes uefero, los dos machos alfa del fútbol español guarden lo malo y suelten lo bueno. No tienen más que encomendarse a San Felipe. “El Chules” cree que los futbolistas son más bien ateos.


Romero a las puertas

Luminaria veterana

Luminaria de visitantes

Ahumado a los malos espíritus