domingo, 15 de mayo de 2011

La Eterna Parranda, de Alberto Salcedo Ramos


Laura García entrevista a Alberto Salcedo Ramos

El Espectador

En La eterna parranda el contraste es admirable: historias de perdedores, de dramas sociales, de grandes personajes de la cultura popular costeña; éste bien puede ser el resumen exacto del trabajo profesional impecable que ha realizado Salcedo Ramos en estos 14 años. Y aquí vale la pena resaltar un aspecto no menor: que estas crónicas no sean del todo inéditas, que ya hayan sido publicadas en diferentes revistas, constituye un mérito para un género particularmente difícil en el oficio periodístico: la crónica literaria. Tomemos en cuenta que, en la actualidad editorial, los diarios y revistas de circulación masiva se juegan su continuidad en la pelea a muerte que protagonizan, día a día, la cantidad de caracteres versus los espacios publicitarios...

(Laura García.- Esa misma dualidad tienen sus personajes. De los protagonistas de sus historias, ¿cuál fue el más difícil de abordar o que le dio más trabajo investigar?

Salcedo Ramos.-Bueno, tuve un personaje que no fue difícil sino imposible: el cantante Diomedes Díaz. Como ha sido un hombre de moral dudosa, como es consciente de su desprestigio, se aísla de los periodistas. Sin embargo, creo que con sus silencios también me dijo mucho. Su negativa a hablar es también una declaración. Su boca cerrada me informó mucho sobre su personalidad. Y, bueno, yo hablé con muchísimas personas que conocen a Diomedes, y en la voz de esas otras personas encontré las piezas necesarias para armar mi retrato. Fue un ejercicio periodístico y literario enriquecedor.)


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