jueves, 15 de julio de 2010

Huir de la caló

Ermita de Quintanilla de las Viñas, pueblo natal de M. A. Portugal
y donde en verano se abre una cantina
para calmar la sed de los amantes del arte visigótico

Francisco Javier Gómez Izquierdo


El Mundial y el aire acondicionado me han tenido recluido en el piso y en el bar del bloque del barrio de Fátima cordobés, que es donde vivo. De estos 200 metros cuadrados no me he movido, pero durante las mañanas y mientras uno se gana el pan he padecido ese azote que asoma en mayo y no acaba de marchar hasta octubre: La caló. Subir a Burgos a ver la parentela, sentarse a las 10 de la noche a la puerta de casa mirando el pico de Neila y tener frío es un privilegio que se hace muy placentero recordando los tortazos de fuego que uno recibe cuando se aventura a salir por la tarde a las calles cordobesas a hacer cualquier "mandao".
Tengo para mí, que hay muy pocos sitios como la Demanda para descansar. El mejor bosque de España, buen cordero, mucha tranquilidad, muchos veraneantes habituales y muy pocos turistas de los de "...¿Y aquí no hay sobrasada?"; pueblos en los que no hay ni cantina; románico, Silos, las lagunas, la tierra de Alvargonzález, vacas, buitres y hasta lobos...
Andaré también por la capital burgalesa, sobre todo por Gamonal, barrio que según don Ignacio imprime carácter y donde nos pilló a los dos la muerte de Franco. Treinta y cinco años después son demasiados los indocumentados obsesionados con matarle.
Procuraré estar en contacto para contar lo que se me ocurra, mirando la patria... pero no lo prometo.


La Laguna Negra de Neila

Pineda, pueblo que quedaba aislado por la nieve en nuestra mocedad