Que las liebres españolas se mueren de viejas viendo cómo los hombres se comen a los conejos, nos dice Camba que decía Dumas, "y aunque estos simpáticos roedores, cuya efigie aparece ya en nuestras primitivas monedas ibéricas, suelen ser bastante apetitosos, hay que poner a cada cosa en el lugar que le corresponda". Pero esto era en tiempos del Camba de La casa de Lúculo. Hoy, por muchas razones, es preferible un conejo de monte a cualquier liebre de rastrojera. Y no sé de mejores sitios para despacharlos que Casa Miro, en Titulcia -antigua Bayona de Tajuña-, al lado de Chinchón. En tres modalidades incuestionables, a 23 euros la bandeja: al ajillo, al tomate y a la cazadora. Y en la terraza más kitsch que imaginarse pueda.
Aiho aiho es hora de cenar...
nana nana nana na na
aiho aiho aiho aiho aiho nos vamos a cenar...
nana nana nana na na
nana nana nana na na
aiho aiho aiho aiho aiho nos vamos a cenar...
nana nana nana na na