sábado, 6 de julio de 2013

El preso Bárcenas

 
Prestancia tras la alambrada
 
 
Francisco Javier Gómez Izquierdo

         Al tesorero Bárcenas, con aire de futbolista retirado, ya le suponíamos morfología camaleónica y harta capacidad de adaptación a climas y arquitecturas hostiles. Sólo había que ver cómo miraba al ejército reporteril formado en su casa. No sé por qué, el periodismo alimentaba la especie de que al entrar en el talego iba a ser recibido como violador de niños o canalla matahijos y que los más peligrosos de entre los presos le darían la tortura psíquica y a ser posible física que los tribuletes ansían para su justicia sin leyes.

        El periodismo en general no sabe lo que pasa en las cárceles y para disimular la ignorancia inventa para que algo quede, mientras sus monstruos invitan a mejor café que el servido en La Castellana por 17 céntimos y a una lata de cerveza -eso sí, sin alcohol- por sólo 30 en la ventanilla del economato. La fortuna de Bárcenas es el sueño del preso... “sin mollaos, con la parla, el papel y el boli...”. Bárcenas en un patio carcelario tiene mas categoría que un atracador de bancos y por tanto infunde tanto respeto entre la población reclusa que  siempre tendrá al lado al Kíe de turno que le recordará cada día que si tiene algún problema, no tiene más que decírselo.

       El Kíe controla el patio y sólo se pasa a mayores en los tigres cuando él da el visto bueno. El Kíe suele ser atracador -a veces se cuela algún parguela de la parte de Valencia-  y guarda periódicos con la foto que la Guardia Civil hizo a sus recortadas y crónicas de huidas por los tejados del Albaicín, un poner. El Kíe parece algo, pero en verdad quisiera ser como Bárcenas y antier al mediodía, sentado junto al senador en el comedor, ya se le habrá ofrecido como secretario para llevarle la agenda con los días de lavandería, el horario del gimnasio, los pedidos de la biblioteca y le habrá adjudicado un machaca que le hará la compra del “colomato” a cambio de un cafelito. Le irá señalando al boqui (funcionario) socialista, al progre, al franquista; cómo engañar a la psicóloga y cómo llevarse al lego al jefe de servicios ...y de aquí a un mes, Bárcenas ya será “Don Luis”, como llaman los sicarios colombianos a los capataces de los cárteles.

         -Funsionario, que dice Don Luis que si le puede cambiar “la” vis a vis, que su señora no puede venir el sábado por la tarde.

         Luis Bárcenas pondrá siempre buena cara ante funcionarios y presos, pero tras el “chapeo” en el chopano desde las 21 horas hasta las 8 del día siguiente no parará de echar de menos el aire acondicionado de su casa al tiempo que entre ducha y ducha  por “el tele” van saliendo sus días en montañas nevadas y sus noches de cinco tenedores. Esos lujos consuetudinarios y su afición paisajista son los que le harán insoportable la falta de libertad.

Por eso no creo que a Bárcenas le preocupe la convivencia con delincuentes. Es más, estoy convencido de que antes de entrar en chirona, se las había tenido con tipos mas peligrosos... y da la impresión que no hubo gallo que le cacareara.