jueves, 25 de julio de 2013

El encantador Dzhokhar Tsarnaev

Cristian Campos
 
Aquí un servidor ha trabajado durante años en varias revistas musicales y si de algo pueden estar ustedes seguros es de que el redactor medio de este tipo de publicaciones necesitaría ser ordeñado cada mañana si tuviera una sola neurona menos en su cabeza de chorlito.
 
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Parafilias hay muchas, pero casi ninguna tan repulsiva como la enclitofilia. La enclitofilia es la atracción que algunas mujeres sienten por los asesinos. Es conocido que decenas de convictos condenados por el asesinato y/o la violación de mujeres reciben cartas de sus admiradoras. Ted Bundy, que asesinó a 36 mujeres a mediados de los años 70 (aunque se sospecha que la cifra oficial ronda las 100), tenía su propio club de fans formado por mujeres de todas las edades y clases sociales. Algunas de ellas le visitaban en prisión para acostarse con él. El mismo Miguel Carcaño, el asesino de Marta del Castillo, recibe en la prisión cartas e incluso dinero de sus admiradoras de forma regular. El fenómeno contrario, el de hombres que se sienten atraídos por asesinas, es virtualmente inexistente.

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