El Cristo de la Conversión
La bendición del Obispo
El Obispo y Rafael
Rafael y el escultor
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La Letro es un barrio. El barrio de Electromecánicas, fábrica de la que dependían miles de familias y una especie de El Dorado para los buscadores de empleo en Córdoba. Electromecánicas construyó casas para sus trabajadores, colegio, iglesia, economato y hasta facilitó un servicio de vigilantes propio que en bicicleta encendía el alumbrado de la en un principio barriada. Con tanto obrero junto, los antiguos del barrio dicen que Franco puso un cuartelillo de la Guardia Civil, que convirtió la barriada en un auténtico pueblo con cierta independencia de Córdoba, distante a unos dos kilómetros de la plaza de las Tendillas.
Con los años la empresa declinó las obligaciones comunitarias, se desligó de los servicios y ofreció a precios baratísimos las casas a los productores, que es como el franquismo llamaba a los obreros. Los edificios comunales como el cuartelillo, el economato, locales varios y hasta la iglesia se ofrecieron al mejor postor allá por finales de los setenta y un avispado inversor conocido como el señor Moya compró varios edificios en unos suelos hoy revalorizados como pueden ustedes imaginar. El caso es que este señor Moya es el propietario de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario al que el Obispado abona mensualmente el alquiler del edificio parroquial.
En la Letro está mi peña cordobesista y allí viven muchos amigos míos. Rafael Dorado es uno de ellos y lleva toda su vida empeñado en dar al barrio la importancia que merece. Rafael es todo un personaje que no se para ante nadie y ante nada. Con una paciencia infinita ha ido montando una Hermandad, mejor Pro-Hermandad -se precisan muchos años para ser admitida como tal- que pueda procesionar por Semana Santa sin importarle la mudable voluntad que pudiera atacar a la familia Moya respecto de la iglesia parroquial. Mi amigo Rafael y un puñado de valientes tienen pasadas muchas tardes de muchos años reunidos en el local social que construyera la Letro, contando las perras de sus rifas, festivales, recargos de loterías y demás economías pero por fin la Hermandad ya tiene cara. La cara del Santísimo Cristo de la Oración y la Caridad en la Conversión del Buen Ladrón. Rafael y sus hermanos de cofradía le dicen el Cristo de la Conversión que es como quieren que sea conocido cuando completen el paso con Dimas, el buen ladrón, y sea autorizado a salir por las calles de Córdoba.
A finales de febrero, mi amigo Rafael Dorado, hermano mayor de la Pro-Hermandad, nos invitó a que asistiéramos a la bendición de su Cristo por el obispo. En la iglesia de la Letro estaba Pedro García Velasco, el joven escultor de la imagen; los vecinos del barrio vestidos de fiesta mayor, algún que otro político y un grupo de hombres y mujeres felices con lágrimas en los ojos que empezaban a querer con locura a su Crucificado. Un Crucificado que callará multitudes en las calles de Córdoba de aquí a pocos años. En este 16 se estrenará solamente por el barrio. En el barrio de la Letro, donde procuraremos estar el Sábado Santo, porque además de los Cristos trinitarios, Rescatao y Esparraguero, uno está obligado a las benditas servidumbres de la amistad sincera.
...¡Ya huele a incienso en Córdoba!