viernes, 2 de marzo de 2012

Padilla como atracción de feria


José Ramón Márquez

¿Y qué podremos decir de Padilla, después del calvario, de la superación de su cogida, de sus ganas de volver al toro? Pues que ahora, en este año, por un poquitín de tiempo, Padilla #fuerzapadilla, #heroepadilla, será el reclamo de algunos carteles, la novedad para algunos que irán a los toros a ver qué tal.

-¡Fíjate!, con un sólo ojo. ¡Hay que ver, el pobre muchacho!

Etcétera.

Y así un año por aquí y por allá, ovación rendida al romperse el paseíllo y cariño a raudales, y luego a casa a contarlo, que hay que ver el Padilla ése con un parche y con un ojo, que hay que tener valor, que de qué estarán hechos los toreros.

Pero este Padilla de un año, este Padilla de este 2012 es ya el otro Padilla. Es el Padilla de cuvillos y de juampedros, el Padilla que en Olivenza y en Brihuega les abre el cartel a Morante, el Gordito de la Puebla, y a Manzanares, el faldellín del toreo, en el terreno de ellos y no en el que le es propio.

Porque en esos carteles sin toro Padilla es sólo la víctima propiciatoria. Una vez recibida la cariñosa ovación del público y de hacer salir a sus compañeros de terna al tercio, cuando empiecen a salir los torillos ya la tendremos liada: las dos verónicas y los tres pingüis de Morante, la esmerada brega de la cuadrilla del júnior Dolls, los derechazos estéticos de maniquí de haute couture de Manzanares y en seguida Padilla, al saco de los recuerdos:

-Pues yo una vez vi torear a uno con un parche en un ojo.

Lo que sea Padilla en el toreo no lo es por una desafortunada cogida, accidente laboral al fin y al cabo, sino porque ha tenido los arrestos de matar los toros que sus compañeritos de cartel no ven ni en sueños; por esto creo que este paso al ‘lado oscuro’ de los toros sin toros sólo le perjudicará.

Al final le han dado a Padilla un papel que a mí, personalmente, no me gusta. Atracción de feria.
King Kong encadenado en un elegante night club de la Quinta Avenida, colocado en medio de un espectáculo de varietés entre un prestidigitador y un transformista.

¿Cuándo con Miuras?