sábado, 24 de marzo de 2012

Silencio


Pedro Ampudia


Mourinho calla para que podamos escuchar el estrépito de su silencio. Como Tolstoi: "Mi silencio les estorba. Yo era como botella al revés cuya agua no puede salir porque la botella está demasiado llena". El silencio. Les estorba la verborrea lúcida y sincera y ahora les estorba el silencio. El silencio les obliga a sacar a relucir su ingenio escaso para llenar páginas y horas. Se retratan más si cabe en el campo abierto del silencio. Los medios en los medios, sin la defensa de los burladeros. Novilleros cobardes ante los astifinos pitones del silencio. El silencio de Mourinho es el clamor del mourinhismo. "El mourinhismo es joven", dicen. Como todos los jóvenes, el mourinhismo vino a llevarse la vida por delante. Como Gil de Biedma cuando fue joven.

El silencio, donde se generan todas las cosas grandes. Donde se preparan las acometidas definitivas de las grandes batallas. Donde habitan los sueños y los recuerdos. "Bruscamente, el silencio crece como una llama", escribió Panero. El silencio.

Para Nietzsche, "la palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio". El silencio como arma arrojadiza, la piedra de la subversión en las algaradas de estos días. El silencio.

En La Vida por Delante