Peña andaluza
Francisco Javier Gómez Izquierdo
El desprecio por la educación en España lleva a que los que nos creemos por sensatos padezcamos un día sí y otro también comportamientos y charlatanerías que nos quieren cuajar como ejemplares.
En Andalucía, y llegando el tiempo de los votos (que es una cosa así como la cosecha de la aceituna), tener por sano el despropósito lleva más de treinta años siendo proverbial.
Ayer mismo, la señora o señorita que Iu propone en Córdoba para la Junta, se enfadó mucho con los que se proponen por el Psoe, por colocarse en la delantera de las pancartas de la Ugeté y Comisiones, desplazando a los que lo merecen, que por supuesto son los antiguos “compañeros y compañeras” de Doña Rosa Joaquina Aguilar. En Madrid, una señora a la que mataron el hijo en Atocha, sale con los de Comisiones buscando honrar la memoria del hijo muerto, y mientras un servidor come un menú por 6 euros en el que entra un tubo de cerveza, un joven de barbucha negra, que al parecer es paisano de uno, pontifica sobre víctimas buenas y malas. Esto, que parece mala mezcla y que seguro no está bien puesto, no deja de ser como la noria de cangilones en el Guadalquivir que la reina Católica mandaba parar para poder dormir en el Alcázar cordobés. Uno tiene el refugio del fútbol, que este año ha dado momentos memorables con Pablo Infante en Miranda, Llorente y Javi García en Manchester..., Messi en todos los pueblos, y no me llaman a votar porque han notado que nunca voy... pero son demasiados los andaluces que no tienen mi suerte y precisan del ademán del señorito para atender prestos al requerimiento.
-La derecha te va a quitar el Per (ahora se llama de otra forma), tú sabrás lo que haces. Y a tu madre, la paga, también se la van a quitar.
En los pueblos de Andalucía se ha enseñado en las escuelas a no saber (en las ciudades también, pero se escapan muchos) y a distinguir a los benefactores del jornalero. En los pueblos andaluces se juega al dominó en la plaza y no se mira más que un periódico para buscar el número de los cupones. Sólo se ve Canalsur (“La nuestra”), para reír con los chistes y buscar novio a las viejas y donde la familia Chaves inaugura piscinas y presume de 100 años de honradez. Los pueblos andaluces no quieren saber lo que ocurre mientras se duerme la siesta y cuando al bar han llegado noticias de Eres, chanchullos, enchufes y sinvergonzonerías por valor de más de mil millones de euros (¡¡Vaya tela!!) lo achacan a intoxicación fascista y a ganas de quitar el pan a la niña, “que se colocó en la Junta gracias a los cursillos de la ugeté”.
¿Que exagero?
Entre la docena de manifestaciones de la semana, es de señalar la del último sábado, convocada por los dos sindicatos hermanos en defensa del empleo de “los enchufados”. Por si no lo saben, los funcionarios con oposición han denunciado la sistemática colocación de amigos y parientes a dedo en la Junta cuyo único requisito consistía en ser afiliado a UGT y CCOO. Un ejemplo muy explicativo es el de una señorita limpiadora que cobraba 3.000 leurazos mensuales por barrer y fregar en el ¿¿Instituto de Empleo Municipal de Córdoba??, donde por supuesto había jefes con mucho mejor sueldo. A los jueces les parece la cosa un escándalo y se creen en el deber de corregir lo que consideran un abuso, pero se han encontrado con la Dictadura Sindical, que se ha echado a la calle sin el mínimo complejo, exigiendo mantener en el puesto de trabajo a los incapaces de aprobar una oposición. Según cuentan los funcionarios de carrera, son más de 20.000 los enchufados (¡vaya tela!).
-¿Y del prisionero Guerrero, que le daba al gin-tonic y al Marlboro, y la niña de Alcaracejos que carecía de ética, qué nos dice usted?
-Pues... que si los siguen votando, seguirán gobernando.
-Qué sepa usté... que la derecha siempre será fascista y los de Comisiones, unas pobres víctimas.
El desprecio por la educación en España lleva a que los que nos creemos por sensatos padezcamos un día sí y otro también comportamientos y charlatanerías que nos quieren cuajar como ejemplares.
En Andalucía, y llegando el tiempo de los votos (que es una cosa así como la cosecha de la aceituna), tener por sano el despropósito lleva más de treinta años siendo proverbial.
Ayer mismo, la señora o señorita que Iu propone en Córdoba para la Junta, se enfadó mucho con los que se proponen por el Psoe, por colocarse en la delantera de las pancartas de la Ugeté y Comisiones, desplazando a los que lo merecen, que por supuesto son los antiguos “compañeros y compañeras” de Doña Rosa Joaquina Aguilar. En Madrid, una señora a la que mataron el hijo en Atocha, sale con los de Comisiones buscando honrar la memoria del hijo muerto, y mientras un servidor come un menú por 6 euros en el que entra un tubo de cerveza, un joven de barbucha negra, que al parecer es paisano de uno, pontifica sobre víctimas buenas y malas. Esto, que parece mala mezcla y que seguro no está bien puesto, no deja de ser como la noria de cangilones en el Guadalquivir que la reina Católica mandaba parar para poder dormir en el Alcázar cordobés. Uno tiene el refugio del fútbol, que este año ha dado momentos memorables con Pablo Infante en Miranda, Llorente y Javi García en Manchester..., Messi en todos los pueblos, y no me llaman a votar porque han notado que nunca voy... pero son demasiados los andaluces que no tienen mi suerte y precisan del ademán del señorito para atender prestos al requerimiento.
-La derecha te va a quitar el Per (ahora se llama de otra forma), tú sabrás lo que haces. Y a tu madre, la paga, también se la van a quitar.
En los pueblos de Andalucía se ha enseñado en las escuelas a no saber (en las ciudades también, pero se escapan muchos) y a distinguir a los benefactores del jornalero. En los pueblos andaluces se juega al dominó en la plaza y no se mira más que un periódico para buscar el número de los cupones. Sólo se ve Canalsur (“La nuestra”), para reír con los chistes y buscar novio a las viejas y donde la familia Chaves inaugura piscinas y presume de 100 años de honradez. Los pueblos andaluces no quieren saber lo que ocurre mientras se duerme la siesta y cuando al bar han llegado noticias de Eres, chanchullos, enchufes y sinvergonzonerías por valor de más de mil millones de euros (¡¡Vaya tela!!) lo achacan a intoxicación fascista y a ganas de quitar el pan a la niña, “que se colocó en la Junta gracias a los cursillos de la ugeté”.
¿Que exagero?
Entre la docena de manifestaciones de la semana, es de señalar la del último sábado, convocada por los dos sindicatos hermanos en defensa del empleo de “los enchufados”. Por si no lo saben, los funcionarios con oposición han denunciado la sistemática colocación de amigos y parientes a dedo en la Junta cuyo único requisito consistía en ser afiliado a UGT y CCOO. Un ejemplo muy explicativo es el de una señorita limpiadora que cobraba 3.000 leurazos mensuales por barrer y fregar en el ¿¿Instituto de Empleo Municipal de Córdoba??, donde por supuesto había jefes con mucho mejor sueldo. A los jueces les parece la cosa un escándalo y se creen en el deber de corregir lo que consideran un abuso, pero se han encontrado con la Dictadura Sindical, que se ha echado a la calle sin el mínimo complejo, exigiendo mantener en el puesto de trabajo a los incapaces de aprobar una oposición. Según cuentan los funcionarios de carrera, son más de 20.000 los enchufados (¡vaya tela!).
-¿Y del prisionero Guerrero, que le daba al gin-tonic y al Marlboro, y la niña de Alcaracejos que carecía de ética, qué nos dice usted?
-Pues... que si los siguen votando, seguirán gobernando.
-Qué sepa usté... que la derecha siempre será fascista y los de Comisiones, unas pobres víctimas.
Espantapájaros en palomar abandonado