miércoles, 8 de junio de 2011

El membrillo de Sol

Madrid revolucionario
Raphael en el corazón de Malasaña

EL BLUES DEL METROBÚS
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Echeverría, presidente, y vicepresidente, Barranco. Vaya dos caras de Belmez para la cosa parlamentaria de Vallecas. A Echeverría y a Barranco antes los veía uno en el Museo de la Evolución de Burgos que en la Asamblea de Madrid, pero también la política va cumpliendo años y tiene sus compromisos con la tercera edad, que eso es realismo con membrillos y no lo de Antoñito López. (Qué buena ocasión, ya puestos, se está perdiendo Erice de rodar con Antoñito López «El membrillo de Sol».) Ni Barranco ni Echeverría iban ya a ninguna parte. La última aportación de Barranco a la política fue una majadería, teniendo en cuenta que estaba en un mitin representando al partido de los cinco millones de parados: «No hay nada más tonto que ser un trabajador de derechas». Y la última aportación de Echeverría a la política fue su ignorancia de la existencia del metrobús, lo que, de dar crédito a la prensa de mayor progreso, incapacitaría a Echeverría para presidir la Asamblea regional. Pero eso es una exageración: Bono ignora el rubor y preside el Parlamento, sin descartar que esta tarde se presente en Las Ventas y presida la Beneficencia, espectáculo (pasitos de perdiz de Mora, barbillazos de Morante y julipiés de López a las monas victorianas) que tiene que ver con la tauromaquia lo mismo que la acampada de Sol con el Círculo de Viena. Sorprende, por cierto, el poco rédito que la sociedad está sacando de la lendrera solariega.

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