LA SONRISA FATAL
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Me parece fatal la sonrisa fatal con que los gallinas de nuestra vida pública obsequian a esos chulánganos del perroflautismo con sus rastas de mau-mauar, arte inventado en San Francisco por los muchachos del gueto. “Mau-mauando al parachoques”, tituló Tom Wolfe su reportaje. Mau-mauar era el modo de conseguir las cosas. Y el Parachoques era el tonto en mangas de camisa y un montón de rotuladores en el bolsillo que recibía con una sonrisa a los mau-mauadores. “¿Por qué tantos burócratas intentan sonreír cuando se inicia el mau-mau? –se pregunta el reportero–. Esta sonrisa es fatal. Cuando algún mal tipo está desafiando tu virilidad, tu sonrisa sencillamente prueba que tiene razón y que eres un gallina, a menos que tú mismo seas un duro con tanto valor que puedas lograr que esa sonrisa diga: ‘Sólo sigue hablando, pelele, porque voy a contar hasta diez y entonces te aplastaré’.” ¿Violencia, caballeros? ¡No, por favor! Con el mau-mau, dice Wolfe, se trata de aterrar, pero sin tocar. El término mau-mauar significa: “El hombre blanco nos tiene un miedo vudú, porque en su interior sigue creyendo que somos salvajes, ¿no? Por tanto, vamos a hacerle un número de Salvajes.” El jefe de la mau-mauancia leía la cartilla a los mau-mauadores: “Cuando lleguemos, quiero que os coloquéis delante del hombre y lo miréis fijamente y no digáis nada. Sólo mirarlo ferozmente. No importa lo que diga. Tratará de lograr que estéis de acuerdo con él. Dirá: ‘¿No es así?’ y ‘¿Sabéis lo que quiero decir?’, y estará deseando que digáis sí o mováis la cabeza... fijaos bien... es parte de su mierda psicológica...
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