José Ramón Márquez
Me llaman unos y otros para darme noticias de la mal llamada Beneficencia, Beneficencia de July, que ayer se llevó una talegada en el esportón como quien no quiere la cosa.
¿Los toros o los toreros? Dicen que si los toros los trajeron los toreros. ¿Los cochinetes de Victoriano traídos por los toreros? No creo. Más bien la culpa es de Abella, a quien sus íntimos llaman Abeya. Desde enero habría tenido tiempo, el hombre, para ir a ver los toros que había preparados para Madrid, pero acuciado por tantas responsabilidades como tiene, no se dio cuenta de que el tiempo volaba y volaba y, de pronto, quien dice enero dice junio y ya sonaban los clarines. Al final no tuvo más remedio que comprar los bueyes por catálogo de la Teletienda Cochinetes Victoriano (TCV), porque Abeya, buen conocedor de la afición de Madrid, había empeñado su palabra para traer los cochinetes deVictoriano, ganadería que el público demanda con insistencia y que tantas tardes magníficas ha propiciado en Las Ventas.
Abeya, que se debe al pueblo, pero sin el pueblo, miró por Internet los libros genealógicos, analizó las reatas, calibró las madres, llamó por su blackberry al mayoral y no tenía duda de que los cochinetes de Victoriano eran óptimos para su Plaza. ¿No le habían dado el premio a la mejor corrida a la de Juampedro? La auténtica campanada de la temporada serán los cochinetes, pensó.
Nos consta que July, torero poderosísimo, se había pedido, por este orden, las ganaderías de Cuadri, José Escolar, Palha y Partido de Resina para la Feria. Es tal su poder, su suficiencia, su oficio, que a él le dan igual los toros que le echen. Malhadadamente se cruzaron en su camino los apoderados de Rafaelillo y de Fandiño, que, de forma artera y con muy malas artes, consiguieron quitarle esas corridas que tanta ilusión le hacían al pequeñín de Velilla. Insistió el Niño Eterno: “¡Entonces, Beneficencia con Miuras, con Concha y Sierras, con Alonso Morenos, con Prieto de la Cal, con Ibanes!” No hubo forma. Abeya, inflexible, dijo que había comprometido su palabra de honor y que a Madrid vendrían los cochinetes que él mismo había reseñado en el catálogo. Lo mismo que sonó la flauta el día de Esplá podía haber sonado ayer. Que los toros estuvieran en el tipo de Jerez es sólo un imponderable, y seguramente cuando los eligió Abeya en el catálogo tenían otras pintas más lustrosas.
Gentes malintencionadas, que las hay, hablan de que Curro Vázquez, Roberto Domínguez o el propio don Julián López, Padre, estuvieron hozando en la bosta que es la porcina bueyada de Victoriano para seleccionar lo peor, lo más raquítico, lo que menos miedo pudiera meter a sus toreritos. Nada más falso, porque sus toreritos no necesitan labor de zapa alguna. Juan Mora, Viejo Maestro; Morante, (...); July, Superpower, no necesitan de nadie que ande reliando ganaderías para seleccionarles toros; eso es lo que dicen sus partidarios y no hay razón para no creerlos.
Al decir de los revistosos del puchero, un cúmulo de mala suerte dio al traste con la corrida de ayer, seleccionada de forma tan esmerada y en la que tantos tenían puestas sus esperanzas. El bajonazo haciendo guardia de July es el mejor resumen de la aciaga tarde. Tarde de Cultura, de Patrimonio Cultural Inmaterial, nueva agresión de los taurinos antitaurinos contra la Fiesta de los toros, en la que lo que menos importa es el toro.
Me llaman unos y otros para darme noticias de la mal llamada Beneficencia, Beneficencia de July, que ayer se llevó una talegada en el esportón como quien no quiere la cosa.
¿Los toros o los toreros? Dicen que si los toros los trajeron los toreros. ¿Los cochinetes de Victoriano traídos por los toreros? No creo. Más bien la culpa es de Abella, a quien sus íntimos llaman Abeya. Desde enero habría tenido tiempo, el hombre, para ir a ver los toros que había preparados para Madrid, pero acuciado por tantas responsabilidades como tiene, no se dio cuenta de que el tiempo volaba y volaba y, de pronto, quien dice enero dice junio y ya sonaban los clarines. Al final no tuvo más remedio que comprar los bueyes por catálogo de la Teletienda Cochinetes Victoriano (TCV), porque Abeya, buen conocedor de la afición de Madrid, había empeñado su palabra para traer los cochinetes deVictoriano, ganadería que el público demanda con insistencia y que tantas tardes magníficas ha propiciado en Las Ventas.
Abeya, que se debe al pueblo, pero sin el pueblo, miró por Internet los libros genealógicos, analizó las reatas, calibró las madres, llamó por su blackberry al mayoral y no tenía duda de que los cochinetes de Victoriano eran óptimos para su Plaza. ¿No le habían dado el premio a la mejor corrida a la de Juampedro? La auténtica campanada de la temporada serán los cochinetes, pensó.
Nos consta que July, torero poderosísimo, se había pedido, por este orden, las ganaderías de Cuadri, José Escolar, Palha y Partido de Resina para la Feria. Es tal su poder, su suficiencia, su oficio, que a él le dan igual los toros que le echen. Malhadadamente se cruzaron en su camino los apoderados de Rafaelillo y de Fandiño, que, de forma artera y con muy malas artes, consiguieron quitarle esas corridas que tanta ilusión le hacían al pequeñín de Velilla. Insistió el Niño Eterno: “¡Entonces, Beneficencia con Miuras, con Concha y Sierras, con Alonso Morenos, con Prieto de la Cal, con Ibanes!” No hubo forma. Abeya, inflexible, dijo que había comprometido su palabra de honor y que a Madrid vendrían los cochinetes que él mismo había reseñado en el catálogo. Lo mismo que sonó la flauta el día de Esplá podía haber sonado ayer. Que los toros estuvieran en el tipo de Jerez es sólo un imponderable, y seguramente cuando los eligió Abeya en el catálogo tenían otras pintas más lustrosas.
Gentes malintencionadas, que las hay, hablan de que Curro Vázquez, Roberto Domínguez o el propio don Julián López, Padre, estuvieron hozando en la bosta que es la porcina bueyada de Victoriano para seleccionar lo peor, lo más raquítico, lo que menos miedo pudiera meter a sus toreritos. Nada más falso, porque sus toreritos no necesitan labor de zapa alguna. Juan Mora, Viejo Maestro; Morante, (...); July, Superpower, no necesitan de nadie que ande reliando ganaderías para seleccionarles toros; eso es lo que dicen sus partidarios y no hay razón para no creerlos.
Al decir de los revistosos del puchero, un cúmulo de mala suerte dio al traste con la corrida de ayer, seleccionada de forma tan esmerada y en la que tantos tenían puestas sus esperanzas. El bajonazo haciendo guardia de July es el mejor resumen de la aciaga tarde. Tarde de Cultura, de Patrimonio Cultural Inmaterial, nueva agresión de los taurinos antitaurinos contra la Fiesta de los toros, en la que lo que menos importa es el toro.