Pepe Cerdá
Eso de que la primera dama del mundo, Michele Obama, anuncie con casi un mes de antelación en qué hotel va a hospedarse, por si le interesa a Bin Laden, supongo, me recuerda mucho a Manuel Fraga bañándose en la playa de Palomares cuando nos cayo accidentalmente la bomba atómica americana, aquella que no explotó.
Se trata, y se trataba, de potenciar la industria turística y tranquilizar al personal. Lo que ocurre es que a mí, cuando el estado intenta tranquilizar al personal lo que consigue es ponerme muy, pero que muy, nervioso.
¡Cómo estaremos de chungos en este país intervenido para que la primera dama del mundo nos tenga que hacer publicidad de nuestra primera industria! ¡Cuánta pasta hemos de deberle a looby de los banqueros americanos para que la manden aquí de vacaciones!
Que Dios nos coja confesaos.
Eso de que la primera dama del mundo, Michele Obama, anuncie con casi un mes de antelación en qué hotel va a hospedarse, por si le interesa a Bin Laden, supongo, me recuerda mucho a Manuel Fraga bañándose en la playa de Palomares cuando nos cayo accidentalmente la bomba atómica americana, aquella que no explotó.
Se trata, y se trataba, de potenciar la industria turística y tranquilizar al personal. Lo que ocurre es que a mí, cuando el estado intenta tranquilizar al personal lo que consigue es ponerme muy, pero que muy, nervioso.
¡Cómo estaremos de chungos en este país intervenido para que la primera dama del mundo nos tenga que hacer publicidad de nuestra primera industria! ¡Cuánta pasta hemos de deberle a looby de los banqueros americanos para que la manden aquí de vacaciones!
Que Dios nos coja confesaos.