Pasados los tres primeros festejos, hoy le toca turno bilbaíno a Morante de la Puebla, que está en vena. La suya, sin triunfos arrolladores y orejeros –ni falta que le hacen—, está siendo una antología de la hondura y de la gracia a un tiempo, un referente del torero más puro y auténtico. Pero necesita cuajar un toro de principio a fin en una plaza de máxima categoría para callar a los escépticos.
El Juli se echó la temporada a los hombros en Fallas y cada día está más fresco. Pareció cansarse en Madrid, de tanta tensión como acumuló, pero el verano sigue llevando su nombre. Es el líder indiscutible y, aunque alterna grandes faenas con triunfos más anodinos, se encuentra en el momento más puro de su responsable campaña. Esa faena de Dax a un toro de La Quinta sólo está al alcance de un gran genio del toreo.
Y no dejemos atrás a un José María Manzanares EN CELO. Pese a sus problemas de salud, de los que tiene que ser atendido en los mismos callejones, la inercia del alicantino es rotunda. De un golpe le ha llegado la madurez, tiene hambre de toro y cada vez lo ve más claro, con un toreo de mayor entrega. A falta de corregir aún algunos matices técnicos y estéticos, es torero en racha y ha de tener Bilbao en el punto de mira.