Burgos C. F en 1ª.
Fíjense, ampliando la fotografía, en el monigote pintado entre Kresic e Igartúa.
Ilija Katic se dibujó a sí mismo a lo Harpo Marx para estampar su firma.
El Don Balón lo comprábamos cuatro en Burgos. El Gaitu, un servidor... y...
Fíjense, ampliando la fotografía, en el monigote pintado entre Kresic e Igartúa.
Ilija Katic se dibujó a sí mismo a lo Harpo Marx para estampar su firma.
El Don Balón lo comprábamos cuatro en Burgos. El Gaitu, un servidor... y...
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Hace cinco ó seis años se puso de moda ningunear a jugadores y entrenadores determinados de fútbol , acusándolos de haber ganado el Trofeo de la Galleta, creyendo los acusicas que tal torneo era invento de graciosillo que quiso quitar méritos a vaya usted a saber quién. No hace mucho, y dudando un servidor de lo conveniente del fichaje de Carvalho por el Madrid, un andaluz muy guasón me espetó:
-¿Acaso crees que viene de ganar el trofeo de la Galleta?
Pregunté a Rafael si sabía donde se jugaba dicho torneo, y riéndose a carcajadas, creyendo descubrir mi ignorancia, no tuvo reparos en explicarme que ese torneo no existía y que era un "disssho mu andalú".
A finales de este julio me levanté una mañana con ganas de románico y me acerqué al norte de Palencia. En Aguilar, el pueblo de España donde mejor huele, me enteré con gran alegría de que volvía después de 30 años el Trofeo de la Galleta, nuestra championlí adolescente.
En los 70, la época gloriosa del Burgos, esperábamos expectantes la piedra de toque de Aguilar. Si ganábamos el torneo ya nos veíamos en la Uefa, y si no lo conseguíamos es que estábamos conjuntándonos. Decíamos entonces lo mismo que dicen hoy el As y el Marca.
A mi amigo Rafael, le conté lo espectacular del trofeo, y prometo buscarlo en las vitrinas del Burgos para poner aquí el retrato. Recuerdo que era un gran águila posado en un balón y con una galleta María en el pecho. Recuerdo que el Palencia y la Gimnástica de Torrelavega eran los fáciles. El Rácing de Santander el difícil... y entre los iguales andaban el Valladolid y el Baracaldo. Recuerdo al portero Bilbao y el primer gol de Juanito que no vio Sánchez Arminio. Recuerdo que sabíamos todo sobre nuestros ídolos y los perseguíamos con nuestros donbalones para que nos firmaran. Mi hermano tenía mucha cara por entonces y revolviendo arcones he encontrado recuerdos de hace 30 años, cuando el Torneo la Galleta era mucho más que la previa de la Eurolí, ese invento del año futbolístico.
Hace cinco ó seis años se puso de moda ningunear a jugadores y entrenadores determinados de fútbol , acusándolos de haber ganado el Trofeo de la Galleta, creyendo los acusicas que tal torneo era invento de graciosillo que quiso quitar méritos a vaya usted a saber quién. No hace mucho, y dudando un servidor de lo conveniente del fichaje de Carvalho por el Madrid, un andaluz muy guasón me espetó:
-¿Acaso crees que viene de ganar el trofeo de la Galleta?
Pregunté a Rafael si sabía donde se jugaba dicho torneo, y riéndose a carcajadas, creyendo descubrir mi ignorancia, no tuvo reparos en explicarme que ese torneo no existía y que era un "disssho mu andalú".
A finales de este julio me levanté una mañana con ganas de románico y me acerqué al norte de Palencia. En Aguilar, el pueblo de España donde mejor huele, me enteré con gran alegría de que volvía después de 30 años el Trofeo de la Galleta, nuestra championlí adolescente.
En los 70, la época gloriosa del Burgos, esperábamos expectantes la piedra de toque de Aguilar. Si ganábamos el torneo ya nos veíamos en la Uefa, y si no lo conseguíamos es que estábamos conjuntándonos. Decíamos entonces lo mismo que dicen hoy el As y el Marca.
A mi amigo Rafael, le conté lo espectacular del trofeo, y prometo buscarlo en las vitrinas del Burgos para poner aquí el retrato. Recuerdo que era un gran águila posado en un balón y con una galleta María en el pecho. Recuerdo que el Palencia y la Gimnástica de Torrelavega eran los fáciles. El Rácing de Santander el difícil... y entre los iguales andaban el Valladolid y el Baracaldo. Recuerdo al portero Bilbao y el primer gol de Juanito que no vio Sánchez Arminio. Recuerdo que sabíamos todo sobre nuestros ídolos y los perseguíamos con nuestros donbalones para que nos firmaran. Mi hermano tenía mucha cara por entonces y revolviendo arcones he encontrado recuerdos de hace 30 años, cuando el Torneo la Galleta era mucho más que la previa de la Eurolí, ese invento del año futbolístico.