F. J. Gómez Izquierdo
Acabada la primera fase de la champiolí, nos quedamos con dos nombres: Cristiano, que ha estado en héroe y tiene a su parroquia en vilo por si le da por dar en villano, y Van Gaal, el holandés que, haga lo que haga, nunca abandonará el corral de los malditos.
Cristiano hizo un partido sublime ante el Olympique. Su folha seca en el primer gol y el alarde de pleisteison en el 2º, sólo están al alcance de genios y como tal hay que mirarlo. Detalles tiene de jaquetón que le manchan el márketing, pero a nosotros nos gusta el fútbol, y hay cosas que no nos deben importar.
El Madrid, el Barça y todos los favoritos han pasado y ahora empieza la Copa de Europa de verdad. Los partidos a vida o muerte. El fútbol puro. Sin el condón ése que llaman liguilla previa y que sólo sirve para asegurar la clasificación de los que dan dinero a la UEFA y a las teles. En el camino sólo se han quedado el Liverpool y la Juve. Xabi Alonso ha demostrado lo grande que fue en Inglaterra y lo grande que está siendo en el Madrid -aquí sin que lo noten los gurús de imaginaria-; además, que siga jugando Carragher es inexplicable en un perito como Benítez, que a pesar de llamarse Rafael no es de Córdoba...
Y luego está "lo" de la Juve. Por supuesto, nadie ha dado mérito a Van Gaal de ése 1-4 en Turín.
¿Por qué le odian tanto? ¿Cómo es posible que el hombre que enseñó a jugar al fútbol a Seedorf, Rijkaard, Overmars, los De Boer, Litmanen, Kluivert, etc y a los que a edad cadete les hizo campeones de Europa ante un Milán con Baresi y Maldini, cargue con el sambenito de ser un boche? ¿Por qué a Cruyff le dieron cuatro años para ganar un título en Barcelona y a Van Gaal se le exigían todos cada temporada? ¿Por qué al hombre que fue capaz de poner a Rivaldo y a Stoichkov de patitas en la calle, limpiando un vestuario de lo peor que puede encontrarse entre futbolistas, se le acusa de tener un carácter difícil? ¿Por qué al hombre que hizo debutar a Xavi, a Iniesta, a Víctor Valdés, a Puyol... se le desprecian los conocimientos?
Se ha enfrentado con la casta rica de los jugadores de fútbol y me consta que lo que mejor se le da es hacer grandes futbolistas. No ha habido pelotero que se devaluara a sus órdenes y acuérdense si quieren de Bogarde. El AZ, un equipo desconocido, conquistó la Liga holandesa guiado por esa férrea mano que se le afea. Los alemanes, que aplauden al que trabaja, le han llamado para el Bayern. Ya se las ha tenido tiesas con Ribéry, Hoeness, Beckenbauer... pero Van Gaal sigue ahí. Dando lecciones. Querido y admirado -pregunten a Xavi- por los canteranos de los clubs que pisa, tiene al periodismo, a las vacas sagradas que envenenan plantillas y a los espectadores cómodos que miran el fútbol con la radio en la oreja y el As ante la miopía, enfrente.
No se me olvida aquel Vitor Baía -el mejor portero del mundo, decían los panegiristas en nómina de vaya usted a saber quién- y la gran noche de Schevchenko. Por eso, ahora, nuestro entrenador favorito se ha sacado de su mágica libreta un portero que golea en portería enemiga y un cojín de seda para su último futbolista enemistado: Ribéry. El Bayern no tiene como el Barça o el Madrid una gran plantilla... pero tiene a Louis Van Gaal y unos canteranos empeñados en demostrar a Europa que su entrenador sigue siendo de lo mejorcito del mundo. Y un servidor que lo vea.
Acabada la primera fase de la champiolí, nos quedamos con dos nombres: Cristiano, que ha estado en héroe y tiene a su parroquia en vilo por si le da por dar en villano, y Van Gaal, el holandés que, haga lo que haga, nunca abandonará el corral de los malditos.
Cristiano hizo un partido sublime ante el Olympique. Su folha seca en el primer gol y el alarde de pleisteison en el 2º, sólo están al alcance de genios y como tal hay que mirarlo. Detalles tiene de jaquetón que le manchan el márketing, pero a nosotros nos gusta el fútbol, y hay cosas que no nos deben importar.
El Madrid, el Barça y todos los favoritos han pasado y ahora empieza la Copa de Europa de verdad. Los partidos a vida o muerte. El fútbol puro. Sin el condón ése que llaman liguilla previa y que sólo sirve para asegurar la clasificación de los que dan dinero a la UEFA y a las teles. En el camino sólo se han quedado el Liverpool y la Juve. Xabi Alonso ha demostrado lo grande que fue en Inglaterra y lo grande que está siendo en el Madrid -aquí sin que lo noten los gurús de imaginaria-; además, que siga jugando Carragher es inexplicable en un perito como Benítez, que a pesar de llamarse Rafael no es de Córdoba...
Y luego está "lo" de la Juve. Por supuesto, nadie ha dado mérito a Van Gaal de ése 1-4 en Turín.
¿Por qué le odian tanto? ¿Cómo es posible que el hombre que enseñó a jugar al fútbol a Seedorf, Rijkaard, Overmars, los De Boer, Litmanen, Kluivert, etc y a los que a edad cadete les hizo campeones de Europa ante un Milán con Baresi y Maldini, cargue con el sambenito de ser un boche? ¿Por qué a Cruyff le dieron cuatro años para ganar un título en Barcelona y a Van Gaal se le exigían todos cada temporada? ¿Por qué al hombre que fue capaz de poner a Rivaldo y a Stoichkov de patitas en la calle, limpiando un vestuario de lo peor que puede encontrarse entre futbolistas, se le acusa de tener un carácter difícil? ¿Por qué al hombre que hizo debutar a Xavi, a Iniesta, a Víctor Valdés, a Puyol... se le desprecian los conocimientos?
Se ha enfrentado con la casta rica de los jugadores de fútbol y me consta que lo que mejor se le da es hacer grandes futbolistas. No ha habido pelotero que se devaluara a sus órdenes y acuérdense si quieren de Bogarde. El AZ, un equipo desconocido, conquistó la Liga holandesa guiado por esa férrea mano que se le afea. Los alemanes, que aplauden al que trabaja, le han llamado para el Bayern. Ya se las ha tenido tiesas con Ribéry, Hoeness, Beckenbauer... pero Van Gaal sigue ahí. Dando lecciones. Querido y admirado -pregunten a Xavi- por los canteranos de los clubs que pisa, tiene al periodismo, a las vacas sagradas que envenenan plantillas y a los espectadores cómodos que miran el fútbol con la radio en la oreja y el As ante la miopía, enfrente.
No se me olvida aquel Vitor Baía -el mejor portero del mundo, decían los panegiristas en nómina de vaya usted a saber quién- y la gran noche de Schevchenko. Por eso, ahora, nuestro entrenador favorito se ha sacado de su mágica libreta un portero que golea en portería enemiga y un cojín de seda para su último futbolista enemistado: Ribéry. El Bayern no tiene como el Barça o el Madrid una gran plantilla... pero tiene a Louis Van Gaal y unos canteranos empeñados en demostrar a Europa que su entrenador sigue siendo de lo mejorcito del mundo. Y un servidor que lo vea.