martes, 15 de diciembre de 2009

COMO UN RAYO QUE NOS ELECTROCUTA SIN ELECTRICIDAD


IN MEMORIAM DE UN "ESPÍQUER" MODESTO.

F. J. Gómez Izquierdo

La selección sub-21 jugó en El Arcángel hace un mes contra la Finlandia de Pukki -ese rubiales que tiene Monchi con los nenes del Sevilla- y por primera vez en veinte años los altavoces sonaron raros. Se habló en tres idiomas -que no en tres culturas-, pero la voz de Manolo Camargo no estaba hecha para el finés. Vino el Girona a Córdoba y volvimos a notar el especial ritmillo que se entonaba ante el 21 de Javi Flores y al 19 de Pepe Díaz. Y luego el Hércules... y ya no habrá Albacete "con el 14 Salva y con el 18 Stuani".
Un infarto se lo llevó mientras dormía, acurrucado al brasero, haciendo hora para recoger al hijo recién casado que regresaba del viaje de novios.
Cuentan los cordobeses de "Laletro" -La Electromecánica- que Manolo Camargo anduvo mucho mundo y que aprendió el oficio de "espíquer" en los combates de boxeo del promotor Don King, lo que le facilitó que presentase varios campeonatos en España. Los periódicos de la ciudad le llaman cosmopolita y destacan su amor por la copla y la afición que tenía a presentar certámenes del género en la provincia. A mí me parecía un hombre sencillo y cercano. En el barrio de "Laletro", dónde está mi peña, vivía y alternaba.
Dejó escrito Gómez de la Serna que la muerte es como un rayo eléctrico que nos electrocuta sin electricidad. Así fué para Manolo. Le vino el infarto... y el brasero se apagó porque se fue la luz en la casa. Dice Jesús, el hijo que estrena matrimonio, que eso evitó un incendio...