Manuel Manilla
TOROS Y BESUGOS
Volábamos siguiendo el Mosela después de una sesión de interrogatorio a los mandos nazis en Ashcan, en Luxemburgo. Sabiendo que el piloto sentía mucha e inteligente curiosidad por aquellos individuos, había convenido yo con el jefe de los vigilantes que lo acompañaría en la ronda matinal de los primeros: Goering hundido en el síndrome de abstinencia y el resto de la congregación de seres descompuestos, físicamente arruinados y muy deprimentes. Volvió triste y al borde de las lágrimas. Por último, me dijo la razón de su pesar:
-¿Quién iba a pensar que estábamos haciendo la mayor guerra de la historia contra un puñado de lelos?
Con nombre propio / John K. Galbraith
Algún día la posteridad alucinará cuando descubra la clase de besugos que acabó con los toros en España.
Ignacio Ruiz Quintano
Volábamos siguiendo el Mosela después de una sesión de interrogatorio a los mandos nazis en Ashcan, en Luxemburgo. Sabiendo que el piloto sentía mucha e inteligente curiosidad por aquellos individuos, había convenido yo con el jefe de los vigilantes que lo acompañaría en la ronda matinal de los primeros: Goering hundido en el síndrome de abstinencia y el resto de la congregación de seres descompuestos, físicamente arruinados y muy deprimentes. Volvió triste y al borde de las lágrimas. Por último, me dijo la razón de su pesar:
-¿Quién iba a pensar que estábamos haciendo la mayor guerra de la historia contra un puñado de lelos?
Con nombre propio / John K. Galbraith
Algún día la posteridad alucinará cuando descubra la clase de besugos que acabó con los toros en España.
Ignacio Ruiz Quintano