EL UROGALLO
De Cristiano Ronaldo, que se firma como "do génio da bola", me gustan sus "hojas secas" -ese golpe de balón exclusivo, inventado por Didí-, su ambición, sus desplantes y, por supuesto, sus "tabletas" de urogallo, pájaro de fuego y esmaltes, que dijo tan bien dicho Víctor de la Serna.
-El urogallo, además de ser una de las aves más hermosas, robustas, arrogantes y ariscas de la creación, es un trofeo primerísimo para un cazador de cualquier país.
Pero, arisco y receloso, un urogallo jamás deja acercarse a un hombre a tiro de escopeta. A Cristiano Ronaldo sólo lo cazó, hace un par de meses, un tal Diawara, para quien el urogallo portugués luce mejor disecado en el salón de un club inglés que feliz en la selva.
-Pero hay quince días al año en que el rey alado de la selva está enfermo de amor. Desde lo alto del haya más fina del bosque reclama a la hembra al llegar el repunte de la aurora, con tal exaltación, que se congestiona su hermosa cabeza y queda por unos instantes mudo y ciego. Esos instantes los aprovecha el enemigo para avanzar. En tres o cuatro endechas de amor le tiene a sus pies. Es la muerte. El pérfido, que ha llegado aún con la noche al bosque, espera otra canción, que es la última, y a sus pies cae pesadamente aquel ser de luz y de nácares, que un segundo antes tenía a la selva suspensa con su arrogante canción de amor y desafío.
Ignacio Ruiz Quintano