@realmadrid
HUGHES
Pura Golosina Deportiva
El partido en Getafe, que prometía un fútbol blindado y/o anodino, resultó interesante. Dejó cosas, y al Madrid líder.
El partido comenzó con caño-de y sopapo-a Vinicius, y en el minuto 2 le hicieron un penalti bastante claro. No tuvo importancia en el partido pero quizás explique algo que sucedió al final.
El Madrid salía con el 4-1-3-1, con Valverde abierto.
El Getafe parecía blandito, lo pareció todo el partido, aunque quizás sólo fuera lo bien que estaba el Madrid.
En el 11, Vinicius tuvo una clara ocasión con su triatlón contragolpístico: control orientado, esprín y tiro, que paró Soria. No sería la única.
Normalmente, el Madrid se vuelca por su lado, pero esta noche, la derecha sin Carvajal parecía mejor engrasada. Como si le hubiera estado sosteniendo el pulso en los entrenamientos, Lucas Vázquez hizo una primera parte muy buena. En el 14 dio un gran pase, bananero (bananero para bien), que remató Joselu de cabeza en el 0-1.
Formaron una sociedad perfecta., un gran Manolo y Benito. Son los bajitos españoles los que sacan lo mejor de Joselu.
Mientras ellos se buscaban, con apoyos de Modric y Valverde (casi nada) en las triangulaciones, por su lado Vinicius bordaba o bordalaba una primera parte mejor de lo habitual (va de menos a más). Hubo años en los que no se veía un solo regate en todo el partido y ahora Vinicius hace tres en la misma jugada. Mi impresión es que no nos merecemos a Vinicius.
Creo que el mediocampo del Madrid no ha sido nunca tan polimorfo. Es como si a la riqueza de recursos respondiera con más dibujos, con más esquemas. Creo que el Madrid juega cuatro esquemas a la vez en la media. Uno por jugador, uno para cada futbolista. Cuando la presión del Getafe mejoraba, por ejemplo, se montaba un doble pivote, Modric y Tchouameni, con Bellingham de mediapunta centrado. Sus medios son capaces de tantas cosas que parecen multiinstrumentistas que se fueran pasando los instrumentos unos a otros.
Bellingham estuvo muy marcado en la primera parte y sólo en una jugada, a pase de Vinicius, irrumpió en el área; se engrandeció de repente.
La primera parte acabó con susto. En un contragolpe local, Rudiger detuvo a Greenwood como un jugador de la NFL. Digamos que con una 'fisicidad' innecesaria. Alarde que le dejó cojo. Se tumbó, estiró la pierna, y jugó hasta el descanso como patachula. Mucho aficionado dio por perdida la temporada en esos minutos... Todos estaban pendientes de Rudiger. El primero el Madrid, que pende de su menisco o de su fibra. Mil millones de millones de trillones de euros de ingresos después, que hasta las palomas de la Castellana van a pagar un alquiler, la cosa es así. El modelo Florentino es a la vez perfecto y suicida y acabará jugándose todo a Lucas Vázquez en Las Vegas de la Champions.
Rudiger es un central de una demagogia importante. Es poderosísimo pero muy cascabelero. Habría que pedirle suavidad. Rudiger, suaviter, hombre, suaviter... (o como dicen ahora: Riudiga, que a algunos les suena más a Gil y Gil que a alemán).
En la segunda parte no salió, y luego se supo (quizás mientras esto se escribe haya cambiado la cosa) que era "solo un golpe".
Tchouameni, que había impuesto en el centro su ley de piernas largas, se colocó de central.
Bordalás hizo cambios y el Getafe salió más vitaminado y punzante por donde Greenwood. Pero cuando mejor estaba, el Madrid sacó la maza de las sentencias; otro golazo de Joselu, esta vez de pie. Asistencia de Vinicius, control preciso y zurdazo colocado; gol de bailarín con gran sentido espacial. Movimiento de pies y localización instintiva de la portería.
Joselu estuvo mejor que nunca. Todo lo hizo bien. Esto es el modelo: fichas a Joselu y acabas teniendo a Harry Kane. Tan correcto que sólo ante el portero, poco después, y con el hat trick o triplete dibujado, la cedió a Vinicius, que falló con cierto clamor porque no terminó de vencer del todo a Soria. "Por sobrado", dijo el locutor, y empezó a encomiar moralmente la asistencia de Joselu a quien, precisamente, ha dado asistencias con la prodigalidad de una manguera suelta... ¡Eso le falta a Vinicius! Es demasiado brasileño, le falta un barniz moral, el ñiquiñiqui de la virtud...
Esa jugada inauguró un tramo de contragolpes bonitos. Cabe decirlo así: bonitos y con Bellingham en el origen de muchos.
En defensa había algunos problemas. Mala salida de la pelota, alguna nachada, quizás, y deslices que exigieron una buena parada de Lunin a Mayoral, forzando el palo, parada que hará crecer el aura y la envergadura de Lunin; y sobre todo alguna cobertura de Mendy, que apareció como un Batman para cerrar la defensa. Si Mendy llevara barba y vacilara como un Papá Noel, ¿le querrían más? ¿le valoraríamos más?
Rodrygo y Bellingham convirtieron el rato de contragolpes en rato de finura. Jugaban con tuxedo y lo que podía haber sido un correcalles se convirtió en discreto recital de técnica.
Todo el Madrid, con Modric a la batuta renqueante, jugaba así; se pasaban la pelota con el exterior, con un efecto deferente, buscándose unos a otros con suma cortesía, con una ligera inclinación en el cuerpo, igual que personajes de P. G. Wodehouse habituados a un universo donde no pudiera caer nunca la taza de té.
Muy al final, al chispeante Brahim -burbujas de fútbol en la nariz- le hicieron un penalti de claro a clarísimo que nadie quiso mirar ni remirar. Era tan claro que Ancelotti salió de su abrigo para ir a protestarlo. En solidaridad con sus estrellas, recibió una amarilla. El árbitro era De Burgos Bengoetxea, nombre, por cierto, que en sí mismo cuenta una historia, una biografía, una impostura y un régimen.