Chiquito
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Del francés “babil”, el babilismo (habla común del político posmoderno, del tertuliano mediático y del divulgador cultural, siempre al margen de la conciencia y del sentido común) en un discurso, muy movido en las redes, de una doctora española que comienza:
–Bueno, lo primero es sobre la constitución del sujeto agente de como mujeres, eh, la problemática que surge en la economía actual, ¿no?, la conoce la concepción de una biopolítica positiva a nivel fucoltiano…
Si Chiquito de la Calzada fue el colofón con que la justicia poética despidió al felipismo (“iluminó de repente la locura normal que los españoles viven bajo los valores culturales de la Transición”), esa doctora fucoltiana anticipa en su discurso el colofón con que la justicia poética despedirá un día (parece que lejano, con la ayuda del centrismo de arrimón) esta peste de dictadura sanchista que nos ha caído encima.
–Chiquito ha representado, para la expresión cómica de la realidad social, lo que González representó para su expresión dramática –lo clavó, como el entomólogo al insecto, un pensador político.
La dictadura sanchista sería inconcebible sin una corte vertical de “chulos del tirano” (expresión de La Boétie), desde el comunista Pablemos (cuya habitual castroenteritis parlamentaria viene a ser la diarrea mental del comunismo) hasta los presentadores brechtianamente desaseados en sus platós-peluquerías de TV, pasando por la centrista Arrimadas, especie de Pilar Primo de no se sabe bien qué Sección Femenina de las que proliferan por España, y en quien Francesc de Carreras, unciéndola en el “sociolismo” a Sánchez, parece haber obrado la celestinada que Gecé no pudo consumar en Berlín, donde, en busca de otro Imperio Romano Germánico, intentó casar a Pilar con Hitler, pero el Führer era ciclán.
–La honestidad –nos dice Rousseau (¡el amigo del centrista Aguado!)– no está más que en las palabras. Y cuanta más corrupción hay en las almas, más se afecta pureza en los discursos.