sábado, 16 de mayo de 2020

Actualidad de "El Abrazo"



Hughes
Abc

Ha muerto Juan Genovés, artista valenciano autor de «El Abrazo», cuadro a cuya simbología, bien manoseada, recurren los políticos en esta hora olvidando el resto de su trayectoria.

No es lo único, sin embargo, políticamente relevante. Genovés era comunista, filiación hasta cierto punto respetable que recordó ayer Pablo Iglesias despidiéndose de él como «compañero». Es curioso reparar en cuánta de la simbología de la Transición es de origen comunista y fue asumida por los centristas que transitaron desde el Movimiento. Para pasar de la dictadura a la Nueva Normalidad de la democracia (la que entre todos nos dimos) los franquistas se tenían que poner una mascarilla de fabricación comunista.

A la muerte de Genovés, la simbología del cuadro ha sido inmediatamente invocada por Pedro Sánchez. El PSOE es como Macron en Francia, lo quiere todo. Maneja e interpreta a su modo e interés la historia de España, y le siguen, de comparsas, centristas suaviter y el PP más acomodaticio. La realidad es que ese símbolo de la Transición, que en su mecánica frenética de abrazos acaba siendo el Consenso, ha sido superado por la discordia civil sembrada desde Zapatero por el mismo PSOE. Mientras invoca el abrazo como mito biempensante, proyecta una política que socava la Transición y coloca a la tercera fuerza política de España en la frontera de lo que ellos llaman «democracia».
 
Esto es la realidad del PSOE-Podemos: necropolítica antifranquista (retrospectiva), un manejo de la momia franquista (nacionalizada por el Tribunal Supremo) que hace de ella y de la Guerra Civil nueva fuente de legitimidad, y, junto a eso, estigmatización de Vox (los herederos de Franco, en su interpretación), asunto que además le resulta lucrativo electoralmente dada la producción de miedo político a cargo de medios públicos y público-privados (licencias y la publicidad que deja TVE).

Así que la actualidad del abrazo es que no hay abrazo, y que quienes se sacan fotos con el cuadro están ya en otra cosa (o bien no se enteran, o no se quieren enterar).

En la estrictísima actualidad, el abrazo está prohibido en el estado de alarma/excepción y no se vislumbra cuándo será razonable darlo. Es dudoso, incluso, que pueda volver a prodigarse tan alegremente.