domingo, 9 de febrero de 2020

Votante trabajador conoce a líder conservador


Hughes
Abc
 
Esta semana se presentó un curioso anuncio del Partido Conservador británico que puede ser interesante desde más de un aspecto y también desde la perspectiva española.

Es un vídeo en el que se ve a un votante explicando su voto. Se trata de un joven, de una edad en la que se empiezan a asumir o se han asumido ya responsabilidades, que se dedica al mantenimiento de carreteras y que vive en Bolton, una ciudad del norte de Inglaterra. Y cuenta que votó laborista desde siempre, pero que decidió cambiar en las últimas elecciones y votar conservador. Explica que su voto era tradicionalmente así por herencia familiar. Un voto de clase, vinculado a un estrato social e incluso a un territorio, el norte, poco afecto a los conservadores.
 
Queda clara la idea de pertenencia al mundo laborista y un cierto sentido de traición por cambiar. Pero quedan clara otras cosas. El trabajador se reconoce como tal, pero añade dos características: quiere una recompensa por su “trabajo duro” y aspira a tener un negocio propio suyo en el futuro. Hay algo aspiracional, emprendedor, un espíritu de ascenso, de movilidad. Son matices importantes. Unas inquietudes que matizan su vinculación casi biológica al laborismo. Trabajador, sí, pero...  Aspira a algo y quiere una recompensa por su trabajo. Aspira a un horizonte de prosperidad.
 
Pero hay más. Recalca que del mensaje conservador le atrajo la promesa de “igualdad de oportunidades”. ¿Cómo entenderlo? Ausencia de privilegios, por supuesto, pero quizás también de ayudas específicas, de acciones de apoyo o discriminatorias. Una radical igualdad de oportunidades. Había más cosas en su breve descripción. El salto del laborismo al conservadurismo, además de un sentido de traición y cambio cultural, le ofrece una sensación emocionante. Hay algo vibrante en ello, excitante, la idea de formar parte de algo distinto y nuevo, diferente, paralelo al proyecto personal donde él quiere “verse en cinco o diez años”. Una promesa colectiva en la que insertar su propio proyecto personal.

La aproximación de dos distintos genera algo trepidante, algo hermoso y excitante vinculado a lo nuevo, lo no conocido. Algo prometedor. ¿No cambian los límites, no se alteran si dos opuestos o distintos se unen? ¿No surgen nuevas posibilidades? En ese salto hay una fusión y una nueva síntesis, una esperanza.

En su voto hay otro elemento clave: el territorio. La pertenencia es a la clase y a un área concreta. Es un territorio menos próspero que se siente desatendido respecto al gran sur de Londres. Y además, y por último, pero muy importante, hay un elemento fundamental: el votante era partidario del “leave”, de abandonar la UE. Esto implica una cierta decepción con el laborismo, que explicaría el cambio, y añade también, a lo económico, un elemento político más amplio y de calado nacional. Una posición sobre dónde está el país, una mirada nacional que en este instante satisface y representa mejor el conservadurismo. Esto es importante (y nos permite ir traduciendo a España): hay una posición y un punto de vista nacional que quizás sea la primera coincidencia, lo primero que haya acercado a ese votante al conservadurismo.

Explica todas estas cosas el votante con su gorra y sus jeans y aparece de repente, sin que él lo sepa, Boris Johnson, que escuchaba entre bambalinas. Se acerca y se presenta y es realmente el momento en que dos extraños se encuentran:

-Hola, votante obrero y norteño.
 
-Hola, líder conservador.
 
El anuncio es una presentación y se ve casi el azoramiento, cierto titubeo. Son dos extraños, absolutamente diferentes, pero en su encuentro definen mejor aún su relación: es un voto prestado, un voto con condiciones. Estamos detrás de ustedes para que hagan por nosotros y por el conjunto del país lo que han prometido y por primera vez les damos algo nuestro superando inmemoriales barreras de pertenencia. El encuentro es un “glad to meet you”. Encantado de conocerte. Pero ¿en qué términos y para qué?

Además de esa naturaleza condicionada del voto que Boris Johnson acepta entusiasmado, un voto ajeno largamente deseado, en esa pacto entre unos y otros se percibe algo común que se redefine. El encuentro entre conservadores y votantes laboristas solo tiene sentido dentro de un proyecto nacional que recomponga la mirada sobre el país a partir del Brexit. Es decir, no es sólo el “recuperemos la soberanía”, el “retrocedamos”, ¡eso sería quizás lo estrictamente conservador! Pero es además una mirada ilusionada hacia algo nuevo y distinto. Eso es lo que constituye el segundo momento, la “ilusión” que prende en el votante para hacerle cambiar. Forzosamente, para que ese pacto nuevo se produzca, debe existir una visión de futuro, y no existe visión de futuro sin ese pacto. No se produciría si fuera meramente regresivo. Es decir, no es solamente la reconquista nacional. También debe existir una promesa de integración territorial, de dar voz y posibilidades de crecimiento a zonas oscurecidas del territorio. De otra forma, sin ese nuevo enganche ¿podría haber una alternancia en las élites?

El anuncio representa física y simbólicamente un encuentro, una presentación, y explica brevemente sus razones, sus motivos y sus condiciones. También su ilusionante naturaleza. Sella un pacto. Y esto es interesante porque ya ocurrió en Estado Unidos algo similar y porque quizás permite pensar en algo así para España.

¿Existe aquí un voto largamente cautivo de la izquierda vinculado a territorios y zonas concretas que tenga a su vez una ambición emprendedora no vinculada al discurso asistencialista y subsidiado, que crea en la libertad radical de oportunidades, es decir, que rechace el privilegio y también la discriminación selectiva, que aspire a sentirse más representado tras décadas de “no ser escuchado” y que esté a su vez vinculado a una visión nacional análoga a la recuperación de soberanía británica del Brexit, a una idea completa y de futuro del país? ¿Existe un trabajador cuyo sentimiento de no estar siendo representado, cuyo deseo personal de participación en una prosperidad conjunta y cuya visión del país como fenómeno nacional sea lo suficientemente coherente como para provocar un cambio de voto cultural?