lunes, 10 de febrero de 2020

Jingle Bale en El Sadar

New Look

Igmnacio Ruiz Quintano
Abc

    Pamplona es plaza dura para el madridismo, y Zidane decidió proteger a Lucas Vázquez, su íntimo “crack”, y dar entrada a Bale. Lo de Gento y Manolín Bueno (Bueno siempre jugaba en San Mamés, por las patadas), pero en punki, como la dama con quien Errejón, madridista del intelectualismo orgánico, camisa azul abotonada por encima de la nuez,  ponía ojos de cordero degollado la otra noche en la Wurlitzer.

    –¿Pero qué hace un niño aquí a estas horas? –preguntó un amigo inglés a un bolinga que pasaba y que no supo explicarle que el becario black ronda los 40.

    A Cristiano se le abrió la puerta porque de su saco de goles se encargaría Bale, Jingle Bale, Jingle Bale, y el Expreso de Cardiff (“si se va mañana, mejor”) suele ser suplente del Colibrí de Curtis, y no puede con el saco de goles de Cristiano, que eligió como destino para la jubilación la Serie A italiana, pasando de la China, con su ruta de la seda, y de la Arabia, con su alfombra de Aladino.

    En Italia, y a su edad, Cristiano ha redondeado (en el fútbol los goles son la verdad en números redondos) la machada de marcar 50 goles en 70 partidos, por delante de Ronaldo el Bueno, que necesitó de 77, o de Van Basten (83) y únicamente por detrás de Shevchenko (69).
    
Bale, su “sustituto natural” en la delantera del Madrid, no tiene esos números, y le pasan por encima leyendas como Isco, Lucas… y Jovic. ¿Por qué no “juega” Bale en el Madrid de Zidane? ¿Es lógico que no lo haga? La respuesta está en “La Trampa 22”, la novela de Joseph Heller.
    
Sólo había una trampa, y era la Trampa 22, que especificaba que la preocupación por la propia seguridad ante peligros reales e inmediatos era el proceso de una mente racional. Orr estaba loco y podía retirársele del servicio. Todo cuanto tenía que hacer era preguntar, y en cuanto lo hiciera ya no estaría loco y tendría que volar en más misiones. Orr estaría loco si pilotaba en más misiones y cuerdo si no lo hacía, pero si estaba cuerdo tenía que tomar parte en ellas. Si tomaba parte en esas misiones estaba loco y no tenía que hacerlo; pero si no quería hacerlo entonces estaba cuerdo y tenía que hacerlo.
    
Bale, pues, no tiene ninguna posibilidad de salir del Madrid de Zidane: de acuerdo con la Trampa 22, todo goleador que quiera jugar en ese sistema demuestra que no está en sus cabales y debe ser relevado, pero para ello debe enviar una solicitud de revisión; en el momento en que lo hace, la trampa se cierra y el goleador pasa a ser considerado como cuerdo, puesto que ningún loco presentaría una queja. En definitiva, no hay elección. El resto es marujerío periodístico: que si gana mucho, que si juega al golf (lo uno lleva a lo otro: nadie ha visto mendigos jugando al golf), que si come bien, que si no habla español (lengua, por cierto, que cada día hablan menos españoles), que si se acuesta a la hora de las gallinas, que si no siente los goles que mete (“Lo siento, mi amor / Hace tiempo que no siento nada / Al hacerlo contigo…”, le cantan los piperos rocieros).
    
A Zidane se le exime de culpa en la situación de Bale porque Zidane cuenta con la protección de la volea de Glasgow. Bale tiene la volea de Kiev, pero juega al golf. Ahora que Arrizabalaga pasa un mal rato en el Chelsea de Lampard, el periodismo aprovecha para elogiar el buen ojo (¡el bien de ojo!) de Zidane, que desbarató su fichaje por el Madrid de Keylor para no revolver el gallinero de Ramos. Keylor se fue, su legión de viudas blancas plañeron como fieras, a Courtois se le puso cara de De Gaulle en Argel, y cuando todo parecía perdido, el portero recuperó su careto de Epi hinchable y se convirtió en Zamora. Cómo será la cosa que, para poder tirar la Copa del Rey ante la Real Sociedad, hubo que sentar a Courtois y sacar a Areola. Hace apenas tres meses, la cátedra del Bernabéu silbaba a Courtois y jaleaba a Areola. Ahora nos hemos quedado sin Copa del Rey, pero conservamos a Areola. Dicen que Zidane, el gestor de egos, ya ha prometido al ego del portero franco-filipino partidos de Liga, para que ni él ni sus admiradores se queden fríos. Esto y la Trampa 22 de Bale nos aseguran el entretenimiento para lo que queda de temporada, suponiendo que Setién vaya a arreglar la Trampa 22 que le ha salido a Messi en el Barcelona, y que Joao Félix dé alguna salida en el Atlético a lo que en sano periodismo llaman “nihilismo simeónico”.


El Hortelano de Ouka Lele


MOURINHO AL RAPE

    Mourinho se ha rapado la cabeza en una barbería de lujo en Chelsea para sentarse en el banquillo del Tottenham, el equipo cuya compra desechó su amigo Abramovich por el impacto negativo que le causó el barrio. ¿Raparse o no raparse? José Alfonso Morera Ortiz, El Hortelano, pintor de la Movida madrileña ganó una beca para Nueva York. En la Nochevieja anterior a su viaje, le atracaron primero y luego lo apalearon en Madrid. Temeroso de que en Nueva York le fuera a pasar lo mismo, se rapó la cabeza con toque “skin” para “dar miedo”, pero en Nueva York dio con unos pandilleros de color que, tomándolo por “skin” verdadero, lo apalearon primero y luego le atracaron.