sábado, 8 de febrero de 2020

El Diálogo

Visnú


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Arrancó el diálogo “hispano-catalán” de Pedro Sánchez, que jamás hace lo que dice, y Torra y Pla, que jamás dice lo que hace. La señal fue la reverencia (“piqüelina”) de Iván Redondo a Torra y Pla, bajo las horcas caudinas de los “Mosus”.

    Una explicación es que Redondo, que era calvo, debía mostrar que su pelo no era de peluquín (¡arma arrojadiza!), y lo que mostró fue falta de ingenio, como el del taurino pucelano que iba por las plazas con su peluquín y un frasquito de talco que se espolvoreaba a modo de caspa en las hombreras para hacer pasar el postizo por pelo natural.

    La ignominia (la del diálogo, no la del peluquín) ha causado indiferencia en la calle.

    –¿Qué forma de gobierno creéis posible en una sociedad donde la corrupción se ha infiltrado por doquier, donde la riqueza se adquiere por fraude, donde únicamente las leyes represivas pueden garantizar la moral y el mismo sentimiento patriótico se ha disuelto en no sé qué cosmopolitismo universal?
    
Es la pregunta que Maquiavelo hace a Montesquieu en el Infierno donde Maurice Joly compone su “Diálogo”, traído aquí el otro día a cuenta de las doctoras constitucionarias (doctoras constituidas que van de constituyentes) Calvo y Batet, ya superadas por esas dos fuerzas históricas que son Sánchez y Torra y Pla, presentados por el periodismo oficial (“como el dios Visnú, mi prensa tendrá cien brazos que se darán la mano con todos los matices de opinión: se pertenecerá a mi partido sin saberlo”) como reencarnación de Montesquieu y Maquiavelo en modo “Diálogo”.

    ¿Hay pueblos cobardes?

    –Desconocéis la inagotable cobardía de los pueblos: rastreros ante la fuerza, despiadados con el débil, incapaces de sobrellevar las dificultades de un régimen libre, pacientes hasta el martirio para con todas las violencias del despotismo audaz y perdonando excesos a los amos que ellos se dan y por el más insignificante de los cuales habrían decapitado a veinte reyes.
    
Eso dice en el Infierno Maquiavelo a Montesquieu.