Perfiles numismáticos
(Colección Look de Té)
Jorge Bustos
Rubalcaba, nuestro entrañable Fouché comprado en los chinos, se ha declarado partidario de que el Rey pase a tener un estatus similar al de un político, y al decirlo así nosotros no podemos evitar acordarnos del chiste de Jaimito, que hizo novillos de la misa dominical y al regresar a casa le estaba esperando su madre para pasarle el examen:
- A ver, hijo, dime de qué ha ido el sermón.
- Pues... sobre el pecado.
- Y qué ha dicho el cura sobre el pecado, hijo.
- Pues que no es partidario, mamá.
Así pues Rubalcaba no es partidario de que un rey sea rey, y en su deseo de horizontalidad republicana no dejamos de advertir la paradójica incoherencia de un socialista que cree que todos somos iguales pero algunos más iguales que otros, llámense esos otros Chacón o Talegón. Aplaudiremos la ecuación entre política y monarquía de Rubalcaba cuando Rubalcaba disuelva la contradicción entre partitocracia vetusta y pluralismo sedicente.
- A ver, hijo, dime de qué ha ido el sermón.
- Pues... sobre el pecado.
- Y qué ha dicho el cura sobre el pecado, hijo.
- Pues que no es partidario, mamá.
Así pues Rubalcaba no es partidario de que un rey sea rey, y en su deseo de horizontalidad republicana no dejamos de advertir la paradójica incoherencia de un socialista que cree que todos somos iguales pero algunos más iguales que otros, llámense esos otros Chacón o Talegón. Aplaudiremos la ecuación entre política y monarquía de Rubalcaba cuando Rubalcaba disuelva la contradicción entre partitocracia vetusta y pluralismo sedicente.
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