sábado, 5 de enero de 2013

En la muerte de El Fari


Francisco Javier Gómez Izquierdo

 La comarca burgalesa de los Juarros tiene a Ibeas -la de las alubias- como capital;  San Adrián como el pueblo de las minas; Salgüero, donde Melquiades y otro estuvieron de cantineros y fundaron una fiesta en junio; Palazuelos, con Ladis el del camión; y Santa Cruz, cuna de los Pinedas.
       
Cuando cerraron las minas de San Adrián, llegó el Polo de Promoción a Burgos y la mayoría de los Juarreños  se asentó en Gamonal y unos pocos alrededor de la Calle Madrid, entre el crucero y los Pisones, donde aún se puede comer decentemente en el Restaurante que da nombre a la raza. En los años 70, el barrio de Gamonal tenía campas y muchos chicos detrás de un balón de “curtis” y en la de la Vidriera fui arrimándome a la cuadrilla de Santa Cruz con el Gaitu, sus primos Angelito y Jose Mari, Juan Ángel, que me escribe desde Miranda, José Miguel, Gerardo... y los hermanos Lucas y Agustín.

      Agustín ya trabajaba en la construcción cuando hacíamos el bachiller y los gamonalinos, al vernos de vinos, creían que era hermano de Melquíades, por lo grande, y un rostro de guerrero de ojos con rayos X que intimidaba al elemento femenino. Con vocación de soltero desde tierna edad no se cansaba de recordarnos que aún no habían nacido sus suegros, y con Alberto, el frutero de Villusto, negociaban los sábados que tocaba ir de bandidas por Villafría.
     
Iba con nosotros a El Plantío y siempre se colaba para luego salir al cuarto de hora porque no le gustaba el fútbol. Ha sido el albañil de los pisos que van desde la iglesia del barrio hasta el pueblo de Villímar.   La crisis del ladrillo le llevó al paro y a su piso de solterón donde al parecer le han estado llamando toda la noche. De madrugada, la policía ha encontrado muerto a Agustín, al parecer por causas naturales, que normalmente significa infarto.
     
Recordará don Ignacio el tiempo que empleábamos por poner un mote adecuado al amigo que hoy ha muerto y creímos encontrarlo después de ver el Decamerón de Passolini, ante la indiferencia del más mayor de los nuestros, forrando el farias del sábado con el librillo zig-zag. Agustín fue el primero de la cuadrilla que fumó puros dando la seriedad de su rostro y su mirar inquietante un aire trágico que trajo a don Ignacio la imagen de la musa Melpómene , de la que nada sabíamos.
Pik aún le llamaba así, pero todos le conocían por “el Fari”, por el farias  y no por el cantante. De nuestro Agustín decían las chicas que era feo, pero la cara, como la de Melpómene, es una máscara, que más veces de las que nos creemos esconde bondades desconocidas. Agustín fue muy buena persona y en Gamonal, desde hoy, el difunto Fari, el de Santa Cruz.
    Descanse en paz.

Iglesia de Gamonal