la quinta parte de lo percibido por la ghost writer..."
Qué foto la que lo muestra junto a Elena Valenciano, la hermana de la traductora, Jesús Caldera y George Lakoff, que vino un par de veces a contar su teoría de los marcos y a dar un consejo muy desatendido: “Que no penséis en la elefanta”. Lo verdaderamente impresionante es que facturase cada golpe de tecla. Uno creyendo que este oficio consistía en darle sentido a las palabras y resulta que no, que cada letra tiene un valor en sí misma, independientemente de la compañía. Exactamente 0,16 euros. Bueno, eso y que creyera que una traducción al inglés tiene los mismos caracteres en ambas lenguas...