J. B. buscando a Serpico
(Colección Look de Té)
Jorge Bustos
El bloguero Fernández Vara, delfín del bellotari Ibarra en feliz cuño de Losantos, ha propuesto que la corrupción se castigue como un asesinato. No sabía uno que se llevara tan mal con José Blanco, señores. Talk is cheap, reza la sabiduría sajona, y uno en su blog puede proponer lo que estime oportuno y conveniente, que diría Rajoy, cuyo mano no tiembla ni para sacudir la ceniza del puro.
No es descabellado imaginar a Vara cernido sobre el teclado con las yemas ardiendo en indignación democrática, pero si lo que pretendía era servir a ese sintagma cursilón de la “tolerancia cero”, debiera revisar antes el momento procesal de la vía Nanclares o la jurisprudencia del caso Bolinaga, no vaya a ser que el asesino acabe saliendo del trullo dando collejas al triste mangurrián que allí se queda. No diga usted bobadas demagógicas, don Guillermo. El robo, con lo que nos cabrea, figura por detrás del crimen y del adulterio en las tablas mosaicas por una buena razón, y aquí el único partido que a la corrupción desalada ha añadido el crimen de Estado es el suyo, de momento. No propongan ustedes tanto y roben menos.
Oír a Elena Valenciano manifestar “lo insoportable” que se le hace el caso Gürtel viene a ser como brindar con champán...
Seguir leyendo: Click