Así que hay dos posibilidades: que los documentos sean reales, o que sean falsos. Si son reales pero son cantidades que o bien son gastos de representación que después se justificaron, o bien son retribuciones que después se declararon a Hacienda como corresponde (por la información que hay en este momento no se desmiente ninguna de las dos posibilidades), podremos reprochar al PP que lleve una contabilidad cutre a mano, pero poco más. Pero si se demuestra que son pagos en negro deben rodar, naturalmente, unas cuantas cabezas, por mucho que El País mismo diga que no serían delito sino infracción tributaria y que en su mayoría estarían prescritas. Pero insisto, la información de hoy de momento no prueba eso de forma irrefutable.
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