Hace mucho tiempo que no escribo aquí.
No lo hago porque casi nunca estoy en casa, en la que tengo un teclado confortable para escribir. En la nave donde ahora pinto tengo un portátil pequeño con un teclado muy incomodo y me da pereza. También le echo la culpa a la tableta “iPad” desde donde ahora veo el mundo. Desde la “iPad”, o desde el teléfono “iPhone” como mucho se puede escribir un “Tweet” de 140 caracteres con mis gruesos dos dedos.
No lo hago, también, porque me da una intrínseca pereza hacerlo. Porque no le encuentro ya el sentido. Si se lo vuelvo a encontrar o si se me ocurre algo importante, o gracioso que decirles volveré a escribir aquí.
Por esto mantengo abierto el blog.
No lo hago porque casi nunca estoy en casa, en la que tengo un teclado confortable para escribir. En la nave donde ahora pinto tengo un portátil pequeño con un teclado muy incomodo y me da pereza. También le echo la culpa a la tableta “iPad” desde donde ahora veo el mundo. Desde la “iPad”, o desde el teléfono “iPhone” como mucho se puede escribir un “Tweet” de 140 caracteres con mis gruesos dos dedos.
No lo hago, también, porque me da una intrínseca pereza hacerlo. Porque no le encuentro ya el sentido. Si se lo vuelvo a encontrar o si se me ocurre algo importante, o gracioso que decirles volveré a escribir aquí.
Por esto mantengo abierto el blog.