José Ramón Márquez
¡Ay, descreídos! ¡Ay, mentecatos, que pensáis que todo está mal y que además siempre puede ir a peor! ¡Gente de poca fe, que no cree en los milagros! ¿Cuantos había que pensaban que nos comeríamos al July con patatas en Madrid, tras sus ausencias de Levante y de Sevilla? Muchos estaban con el crujir y el rechinar de dientes con la cosa de que el Chiquitín de Velilla se venía a Las Ventas a pegarnos el turre, a darnos la plasta más vista que el TBO, que no nos librábamos de él ni haciéndole rogativas a san Judas Tadeo y hoy, por sorpresa, los cielos se abren y surge la noticia de que el July no viene a San Isidro. ¡Toma ya!
Para los que creían que esto no iba a pasar, para los sempiternos pesimistas de la botella medio vacía, ahí va un jarro de agua fría con la noticia, que el July no viene a Madrid, por San Isidro; ahí va el bombazo de que este año nos libramos de su innecesaria tauromaquia. ¡Y luego dicen que los bisiestos son años de malas suerte!
Pues hoy, a lo tonto y gracias a la noticia de marras, día de fiesta y también un poco de justicia divina; porque vamos a ver: si en Valencia y en Sevilla se libran de él ¿por qué razón teníamos nosotros la maldición gitana de tener que comérnosle con patatas en el Foro? Ahora la feria de San Isidro cobra otra dimensión, sabiendo que el Importancias no va a venir a hacer el paseo a Las Ventas. Da igual ya quien venga, que la Feria se ha arreglado. ¡Qué a gusto van a dormir los Presidentes sabiendo que este año no van a ser vilipendiados por los consuetudinarios hurtos de orejas a July! ¡Qué a gusto los aficionados de no tener que soportar a la horda juliana y las grescas de cada año con los pelmazos esos que demandan ‘respeto’ ante las monerías de Julián con los cuadrúpedos!
¿Y a quién podríamos agradecer esta maravilla? ¿A los Choperón father and son, a Matilla, a Casas? ¡Qué se yo quién será ahora el jefe de las Plaza de Las Ventas! ¿A Abella, a quien todos sus amigos llaman Abeya?, ¿a Florito?, ¿a la memoria de Manolo Cano o a la del Salva?, ¿a nuestras velas en Sevilla al Gran Poder?, ¿al verbo apasionado de Javi López y a las preces de Florencio en su grada del 6? Ni idea, pero por si acaso, gracias a todos por librarnos este año de la insufrible contemplación de tanta Importancia, que no se puede aguantar, de tanto poderío al servicio de nada.
Ahora, aprovechando el parón, es tiempo de que July se dé cuenta de lo bien que se está en casa, con la mujer y los chiquillos, disfrutando de los días en la paz del hogar y fuera de la lucha. Ahora es el tiempo cabal para que Julián López, torero absolutamente innecesario, mire a su alrededor y decida que es hora de anunciar su adiós a los ruedos... a los toros no, porque nunca ha visto uno.
***
Y, sin embargo, podría haber una redención, que ciertamente no ocurrirá. Anúnciese Julián López en Vista Alegre como único espada con una de Isaías y Tulio Vázquez, de Palha, de Miura, de Victorino, del Conde de la Maza, del Cura de Valverde, de Murteira... yo que sé, y que un sólo acto honorable de torería sirva para redimir una inane carrera llena de vilipendio.
¡Ay, descreídos! ¡Ay, mentecatos, que pensáis que todo está mal y que además siempre puede ir a peor! ¡Gente de poca fe, que no cree en los milagros! ¿Cuantos había que pensaban que nos comeríamos al July con patatas en Madrid, tras sus ausencias de Levante y de Sevilla? Muchos estaban con el crujir y el rechinar de dientes con la cosa de que el Chiquitín de Velilla se venía a Las Ventas a pegarnos el turre, a darnos la plasta más vista que el TBO, que no nos librábamos de él ni haciéndole rogativas a san Judas Tadeo y hoy, por sorpresa, los cielos se abren y surge la noticia de que el July no viene a San Isidro. ¡Toma ya!
Para los que creían que esto no iba a pasar, para los sempiternos pesimistas de la botella medio vacía, ahí va un jarro de agua fría con la noticia, que el July no viene a Madrid, por San Isidro; ahí va el bombazo de que este año nos libramos de su innecesaria tauromaquia. ¡Y luego dicen que los bisiestos son años de malas suerte!
Pues hoy, a lo tonto y gracias a la noticia de marras, día de fiesta y también un poco de justicia divina; porque vamos a ver: si en Valencia y en Sevilla se libran de él ¿por qué razón teníamos nosotros la maldición gitana de tener que comérnosle con patatas en el Foro? Ahora la feria de San Isidro cobra otra dimensión, sabiendo que el Importancias no va a venir a hacer el paseo a Las Ventas. Da igual ya quien venga, que la Feria se ha arreglado. ¡Qué a gusto van a dormir los Presidentes sabiendo que este año no van a ser vilipendiados por los consuetudinarios hurtos de orejas a July! ¡Qué a gusto los aficionados de no tener que soportar a la horda juliana y las grescas de cada año con los pelmazos esos que demandan ‘respeto’ ante las monerías de Julián con los cuadrúpedos!
¿Y a quién podríamos agradecer esta maravilla? ¿A los Choperón father and son, a Matilla, a Casas? ¡Qué se yo quién será ahora el jefe de las Plaza de Las Ventas! ¿A Abella, a quien todos sus amigos llaman Abeya?, ¿a Florito?, ¿a la memoria de Manolo Cano o a la del Salva?, ¿a nuestras velas en Sevilla al Gran Poder?, ¿al verbo apasionado de Javi López y a las preces de Florencio en su grada del 6? Ni idea, pero por si acaso, gracias a todos por librarnos este año de la insufrible contemplación de tanta Importancia, que no se puede aguantar, de tanto poderío al servicio de nada.
Ahora, aprovechando el parón, es tiempo de que July se dé cuenta de lo bien que se está en casa, con la mujer y los chiquillos, disfrutando de los días en la paz del hogar y fuera de la lucha. Ahora es el tiempo cabal para que Julián López, torero absolutamente innecesario, mire a su alrededor y decida que es hora de anunciar su adiós a los ruedos... a los toros no, porque nunca ha visto uno.
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Y, sin embargo, podría haber una redención, que ciertamente no ocurrirá. Anúnciese Julián López en Vista Alegre como único espada con una de Isaías y Tulio Vázquez, de Palha, de Miura, de Victorino, del Conde de la Maza, del Cura de Valverde, de Murteira... yo que sé, y que un sólo acto honorable de torería sirva para redimir una inane carrera llena de vilipendio.