“Contra toda discriminación, una ley de igualdad” (Micaela Navarro)
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Instalado en el escepticismo al que empuja el ejército de pícaros egoístas que se ha ido apoderando de las gamellas del Estado, hay dos asuntos fundamentales que perteneciendo a la Administración me tienen más enfadado que preocupado: Educación y Justicia.
Para entender la perversión del sistema educativo andaluz, hay que padecerlo, y no voy decir más... y para saber la distancia entre sentencia y pena es imprescindible tener cierta familiaridad con la estupidez humana.
El 28 de febrero, día de la patria andaluza, cae siempre por carnaval, y es costumbre en la nación festejarlo con mayor contundencia que otras celebraciones. Los padres conscriptos propician el entrenamiento del trasiego de vodka y ron entre la infancia en lugares habilitados para la ¿lúdica? actividad y protegen a los quinceañeros de la tiranía de sus padres con una aplicación a la que no vamos a ahorrar reconocimiento.
En un pueblo de Jaén, un padre ha cometido el delito de no dejar salir a la niña (16 años) de “marcha”, por vaya usted a saber qué razones, pero la simpar Micaela Navarro, jienense de las del paisano Zarrías y baranda desde el 90 en los asuntos de mujeres y demás débiles estirpes en el Gobierno de Andalucía, además de auténtico gurú de las Bibianas que Rodríguez Zapatero trajo de la manita en atención al sexo y no al conocimiento, tiene previsto semejante atrevimiento machista.
-Los maltratadores a la cárcel y nosotros nos ocupamos del niño ó la niña.
El problema es cuando el verbo “castigar al niño” se ejecuta en femenino. A Micaela Navarro, de la que no se tiene conocimiento que haya estudiado cosa de provecho (en el historial académico pone que es puericultora y ama de casa), no le tembló el pulso cuando una sordomuda le soltó una torta al hijo de 10 años (ojo al dato) por no hacer las tareas y aplaudió la condena de un juez paisano, de por la parte de Andújar, obediente al dictado del progresismo en las leyes.
-Que pague cárcel por maltratadora de niños y nosotros nos ocupamos de la criatura.
A la madre de la niña del otra día también la han detenido por colaboradora del padre en la ¿tortura? a la niña que no dejan celebrar el día de la patria como merece.
El tortazo de la madre es más de ley que el capón marianista que a un servidor le atizaban de vez en cuando y nunca se me ocurrió pensar que Don Martiniano estaba cometiendo un delito sobre mi personalidad desvalida. A Doña Micaela Navarro le asiste un ejército de psicólogos al que ha dado despacho para que prepare la estrategia del futuro. Idiotizar a la juventud ya lo ha conseguido doña Micaela, pero señora de tan pocos estudios no contaba con las reglas de la matemática y de la física: de donde no hay, nada se puede sacar.
-Eso sí..., no vea usted el ruido que meten los cántaros vacíos.
Instalado en el escepticismo al que empuja el ejército de pícaros egoístas que se ha ido apoderando de las gamellas del Estado, hay dos asuntos fundamentales que perteneciendo a la Administración me tienen más enfadado que preocupado: Educación y Justicia.
Para entender la perversión del sistema educativo andaluz, hay que padecerlo, y no voy decir más... y para saber la distancia entre sentencia y pena es imprescindible tener cierta familiaridad con la estupidez humana.
El 28 de febrero, día de la patria andaluza, cae siempre por carnaval, y es costumbre en la nación festejarlo con mayor contundencia que otras celebraciones. Los padres conscriptos propician el entrenamiento del trasiego de vodka y ron entre la infancia en lugares habilitados para la ¿lúdica? actividad y protegen a los quinceañeros de la tiranía de sus padres con una aplicación a la que no vamos a ahorrar reconocimiento.
En un pueblo de Jaén, un padre ha cometido el delito de no dejar salir a la niña (16 años) de “marcha”, por vaya usted a saber qué razones, pero la simpar Micaela Navarro, jienense de las del paisano Zarrías y baranda desde el 90 en los asuntos de mujeres y demás débiles estirpes en el Gobierno de Andalucía, además de auténtico gurú de las Bibianas que Rodríguez Zapatero trajo de la manita en atención al sexo y no al conocimiento, tiene previsto semejante atrevimiento machista.
-Los maltratadores a la cárcel y nosotros nos ocupamos del niño ó la niña.
El problema es cuando el verbo “castigar al niño” se ejecuta en femenino. A Micaela Navarro, de la que no se tiene conocimiento que haya estudiado cosa de provecho (en el historial académico pone que es puericultora y ama de casa), no le tembló el pulso cuando una sordomuda le soltó una torta al hijo de 10 años (ojo al dato) por no hacer las tareas y aplaudió la condena de un juez paisano, de por la parte de Andújar, obediente al dictado del progresismo en las leyes.
-Que pague cárcel por maltratadora de niños y nosotros nos ocupamos de la criatura.
A la madre de la niña del otra día también la han detenido por colaboradora del padre en la ¿tortura? a la niña que no dejan celebrar el día de la patria como merece.
El tortazo de la madre es más de ley que el capón marianista que a un servidor le atizaban de vez en cuando y nunca se me ocurrió pensar que Don Martiniano estaba cometiendo un delito sobre mi personalidad desvalida. A Doña Micaela Navarro le asiste un ejército de psicólogos al que ha dado despacho para que prepare la estrategia del futuro. Idiotizar a la juventud ya lo ha conseguido doña Micaela, pero señora de tan pocos estudios no contaba con las reglas de la matemática y de la física: de donde no hay, nada se puede sacar.
-Eso sí..., no vea usted el ruido que meten los cántaros vacíos.
Avión-contenedor cultural de doña Rosa Joaquina
Aún no se sabe qué meter dentro
Aún no se sabe qué meter dentro
Micaela Navarro, líder-lideresa de la Igualdad desde 1991
Toda una roca
CLICK
Toda una roca
CLICK