-Y luego está lo de los árbitros, sobre lo que no quiero extenderme. Pero es evidente que el de ayer fue muy severo con el Madrid y muy permisivo con el Dinamo, más de lo previsible en el arbitraje, normalmente casero, que se lleva en Champions. Cristiano enseñaba su tobillo sangrante al final y todos recordamos la escalofriante entrada que produjo eso, que se quedó sin amarilla. Y Marcelo, fuera por menos. Esa fórmula de Mourinho de enfrentarse a los molinos de viento no es práctica. Ya vieron ayer: él en el palco, Marcelo a la caseta, Cristiano con tres puntos y su agresor libre. A eso conduce tanto griterío.
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