José Ramón Márquez
-Rayito está bien. Mejora de sus heridas.
-¿Rayito? ¿No es Rayito el mendigo ataviado de payaso que mendiga unas monedas a la puerta del Corte Inglés de Goya o frente a la Cruz Blanca?
-No, hombre. Rayito es el nombre de un torito de 535 kilos de peso, de la ganadería de Valdefresno al que indultó el otro día en Barcelona Miguel Tendero.
-¿Pero no habían suprimido los toros en Barcelona?
-Pues eso creía yo, pero el caso es que el otro día hubo corrida y en ella indultaron al tal Rayito, para satisfacción de su ganadero y para demostrar a los antitaurinos que los toritos también se pueden ganar el indulto y volver a la dehesa a pasar lo que les reste de vida, que suele ser poco.
Mire lo que le pasó a Idílico.
-Mira qué generosos. Indultar al torito en Barcelona, para dar sopas con honda...
-Ya podían aprender los iraníes.
-¿Iraníes?
-Si, hombre, que tienen a una señora presa por adúltera que se llama Sakineh M. Ashtianí, que la han condenado a morir lapidada.
-Un castigo muy bíblico; me recuerda a La Vida de Brian. Me parece que a esa pobre nadie la va a sacar el pañuelo naranja como a Rayito.
- ¿Y qué es eso que decía del payaso Rayito?
- Es que cuando mi niño era pequeño no podíamos pasar a su lado del miedo que le metía al niño el Rayito sentado en el cajón, con la cara toda pintada de blanco y la nariz ésa colorada que se ponía y sus vestimentas estrafalarias...
- Mira, en eso le gana el payaso al Valdefresno, que el pobre torito no ha metido miedo a nadie en su vida.