Pepe Cerdá
Aún a pesar de que los “beneficios” (perdón, ingresos) del Estado han bajado exponencialmente en estos últimos tres meses, se ha contratado a más de veinticinco mil nuevos funcionarios. Ahora son más de tres millones. En Extremadura, uno de cada tres trabajadores es funcionario, otro parado, y el último, trabaja en una empresa que factura únicamente a la Administración.
Para los no beneficiados por la canonjía vitalicia de la función pública cuando bajan sus ingresos no les queda otra que reducir gastos hasta llegar a buscar los nutrientes básicos en la cola de Cáritas o rebuscando en la basura. Las empresas que no tienen beneficios han de cerrar o como mínimo no contratan a más gente. Son las reglas del juego.
¿Alguien me puede explicar cuál es la lógica del Estado para contratar vitaliciamente a más gente mientras se está ahogando al sector privado? ¿Con qué nuevos impuestos se les piensa pagar? ¿No será que están poniendo a cubierto a sus últimos amiguitos antes de que esto se ponga aún más feo para los que nos quedemos a la intemperie?
Yo no lo termino de comprender desde la supuesta justicia que tiene que regir todo Estado de Derecho. Y desde el sitio que lo comprendo no me gusta ni un pelo.