Pilar Mateo Herrero, joven de veintitrés años de edad, sostenía relaciones amorosas desde hace algún tiempo con Felipe Martín Jiménez, de oficio organillero.
Veíanse los novios por las noches en la puerta de la casa, donde Pilar vivía con su madre en la calle de Alburquerque, 17.
Ninguna cuestión había enturbiado los amores de Pilar y Felipe, hasta que el jueves surgió entre ambos la primera reyerta, motivo, por lo visto, del trágico desenlace de anoche.
La madre de Pilar mandó a ésta que fuese a fregar unos suelos, pues ella no podía ir por tener ocupación en otra parte, y al entrar Felipe del trabajo que su novia tenía que hacer, se incomodó, prohibiéndola cumpliera el encargo de su madre.
No cedió ninguno de los dos, agrióse la cuestión, y rompieron sus relaciones.
Desde el jueves no volvieron a verse Felipe y Pilar.
Anoche, a las nueve y media, bajó la joven a una tienda de ultramarinos próxima a su casa, con objeto de comprar garbanzos.
Cerca del establecimiento estaba Felipe, sin duda esperándola, y al verla la hizo señas de que se acercara. Hízolo así la joven, y Felipe, sin decirla una palabra, se arrojó sobre ella, dándaloa una puñalada en el vientre y huyendo por una calle inmediata. Varios transeúntes que vieron caer a la joven corrieron en su auxilio.
ESCENA HORRIBLE
La madre de Pilar, recelando, sin duda, pudiera su hija ser víctima de alguna agresión por parte de Felipe, salió de su casa poco después de hacerlo Pilar, llegando a la calle en el momento en que los transeúntes conducían a la joven a la Casa de Socorro.
Imposible describir la escena que allí se desarrolló al ver la pobre mujer a su hija arrojando gran cantidad de sangre, privada de sentido y con semblante cadavérico.
La infeliz madre sostuvo a su hija entre sus brazos ayudando a conducirla al establecimiento bnéfico.
LA HERIDA
Los facultativos de guardia en la Casa de Socorro del distrito del Hospicio reconocieron a Pilar, apreciando una tremenda cuchillada en el vientre, con perforación de los intestinos, y calificando desde luego la herida de muy grave.
Avisaron a la iglesia más inmediata, siendo administrada la Extremaunción a la desgraciada de Pilar.
EL JUZGADO
En el citado establecimiento personose el Juzgado de guardia poco después de ocurrido el hecho, procediendo a recibir declaración de Pilar.
Con gran trabajo y tardando mucho tiempo pudo la joven manifestar al juez algo parecido a lo que decimos nosotros, añadiendo que no sospechó las intenciones de Felipe al llamarla, pues el enfado entre los dos existente no era para recelar semejante agresión.
EL AGRESOR
Felipe Martínez se presentó por voluntad propia al Juzgado de guardia.
En su declaración confirmó que habían reñido él y su novia días anteriores, pero que este diálogo no le indujo a cometer el delito de herir a la joven, sino los celos.
El declarante no especificó en qué fundaba estos.
Veíanse los novios por las noches en la puerta de la casa, donde Pilar vivía con su madre en la calle de Alburquerque, 17.
Ninguna cuestión había enturbiado los amores de Pilar y Felipe, hasta que el jueves surgió entre ambos la primera reyerta, motivo, por lo visto, del trágico desenlace de anoche.
La madre de Pilar mandó a ésta que fuese a fregar unos suelos, pues ella no podía ir por tener ocupación en otra parte, y al entrar Felipe del trabajo que su novia tenía que hacer, se incomodó, prohibiéndola cumpliera el encargo de su madre.
No cedió ninguno de los dos, agrióse la cuestión, y rompieron sus relaciones.
Desde el jueves no volvieron a verse Felipe y Pilar.
Anoche, a las nueve y media, bajó la joven a una tienda de ultramarinos próxima a su casa, con objeto de comprar garbanzos.
Cerca del establecimiento estaba Felipe, sin duda esperándola, y al verla la hizo señas de que se acercara. Hízolo así la joven, y Felipe, sin decirla una palabra, se arrojó sobre ella, dándaloa una puñalada en el vientre y huyendo por una calle inmediata. Varios transeúntes que vieron caer a la joven corrieron en su auxilio.
ESCENA HORRIBLE
La madre de Pilar, recelando, sin duda, pudiera su hija ser víctima de alguna agresión por parte de Felipe, salió de su casa poco después de hacerlo Pilar, llegando a la calle en el momento en que los transeúntes conducían a la joven a la Casa de Socorro.
Imposible describir la escena que allí se desarrolló al ver la pobre mujer a su hija arrojando gran cantidad de sangre, privada de sentido y con semblante cadavérico.
La infeliz madre sostuvo a su hija entre sus brazos ayudando a conducirla al establecimiento bnéfico.
LA HERIDA
Los facultativos de guardia en la Casa de Socorro del distrito del Hospicio reconocieron a Pilar, apreciando una tremenda cuchillada en el vientre, con perforación de los intestinos, y calificando desde luego la herida de muy grave.
Avisaron a la iglesia más inmediata, siendo administrada la Extremaunción a la desgraciada de Pilar.
EL JUZGADO
En el citado establecimiento personose el Juzgado de guardia poco después de ocurrido el hecho, procediendo a recibir declaración de Pilar.
Con gran trabajo y tardando mucho tiempo pudo la joven manifestar al juez algo parecido a lo que decimos nosotros, añadiendo que no sospechó las intenciones de Felipe al llamarla, pues el enfado entre los dos existente no era para recelar semejante agresión.
EL AGRESOR
Felipe Martínez se presentó por voluntad propia al Juzgado de guardia.
En su declaración confirmó que habían reñido él y su novia días anteriores, pero que este diálogo no le indujo a cometer el delito de herir a la joven, sino los celos.
El declarante no especificó en qué fundaba estos.
...13 de Marzo de 1902